El 13 de septiembre se celebra el Día Mundial del Chocolate, una fecha que desde 1995 rinde homenaje al escritor Roald Dahl y su icónica obra «Charlie y la fábrica de chocolate». Sin embargo, lo que comenzó como una celebración francesa se convirtió en una ventana para observar las grande transformaciones que atraviesa una industria de US$ 114.500 millones a nivel global, y que se espera que alcance los US$ 145.300 millones en 2030,según datos de Mordor Intelligence.
En Argentina, donde cada habitante consume aproximadamente 2 kilos de chocolate al año y se procesan unas 41.000 toneladas anuales , según datos aportados por Puratos, las marcas están experimentando una revolución que combina tradición centenaria con innovación disruptiva. Desde el furor con las combinaciones de pistacho, que se viralizaron en redes sociales, hasta la sostenibilidad del campo a la mesa, el chocolate argentino transita un momento de reinvención que refleja cambios profundos en los hábitos de consumo.
La tendencia más llamativa de este 2025 es, sin dudas, la fiebre por el «chocolate Dubai«. Lo que comenzó como un experimento de Sarah Hamouda, una británica-egipcia que durante su embarazo recreó los sabores del postre árabe knafeh, se viralizó en redes sociales y llegó a las góndolas argentinas. Cofler, de Grupo Arcor, se convirtió en la primera marca de consumo masivo y alcance multinacional en presentar su versión: una tableta con relleno de crema de pistacho y kadayif crocante. «Queremos demostrar que somos una marca que escucha y que ofrece la máxima calidad en lo que nuestros consumidores desean», detalla Aquiles Quesada, Gerente de Marketing del Negocio Chocolates de Grupo Arcor.
Rapanui, por su parte, interpretó la tendencia desde su perspectiva artesanal patagónica, ofreciendo no solo tabletas sino también frutillas Dubai (frutillas frescas, crema de pistacho, masa kataifi y chocolate con leche) y helados con la misma combinación.
«Los consumidores buscan mezclas de sabores innovadoras, texturas variadas y opciones más saludables», señala Leticia Fenoglio, CEO de Franuí-Rapanuí, quien mantiene viva la tradición familiar iniciada en Bariloche en 1947.
La experiencia del chocolate como ritual gastronómico
Mientras las tendencias virales capturan la atención, una corriente más profunda está transformando la relación de los consumidores con el chocolate: la búsqueda de experiencias sensoriales auténticas. Hernando Álvarez, Jefe Técnico de Puratos para Argentina, Paraguay y Uruguay, observa que «el chocolate aún no ha alcanzado una posición destacada en el ámbito de las degustaciones, pero representa una excelente oportunidad para ofrecer una experiencia única».
El proceso de cata propuesto por Puratos incluye cinco claves que van desde escuchar el «snap» de una tableta bien templada hasta transportarse a diferentes épocas y lugares a través del aroma. Esta aproximación coincide con el crecimiento del interés por el origen: según su encuesta Taste Tomorrow, el 67% de los consultados argentinos expresó mayor interés en conocer la procedencia de los alimentos, mientras que el 66% respaldó apoyar a agricultores locales con precios justos .
La alta chocolatería también está encontrando nuevos espacios. Purocacao celebra sus 20 años con la apertura de Puropatio en Patio Bullrich, donde presenta colecciones como Gran Enemigo Coffret (bombones infusionados con vinos mendocinos) y Patria (con membrillo, yerba mate y pimentón de Cachi). «Queremos que cada persona sienta que entra en un universo donde el cacao es protagonista absoluto», afirma Rodrigo Bauni, fundador de la marca.
Bauni estudió Bellas Artes y siempre se interesó por el diseño, el arte y la arquitectura, puntos que están muy presentes en cada uno de sus bombones y chocolates. Desde el comienzo del proyecto, el fundador de Purocacao apostó a elaborar chocolates con una exclusiva selección de cacaos orgánicos o agroecológicos de origen 100% americano (Perú, Bolivia, Ecuador, Venezuela, Colombia y Brasil).
En el segmento gastronómico, propuestas como la de Ninina con su torta Capricho de la Marquesa o las creaciones especiales de La Pâtisserie del Sofitel Buenos Aires Recoleta (desde croissant de chocolate a torta de chocolate blanco con ananá y coco) demuestran que el chocolate está ocupando un lugar cada vez más sofisticado en la oferta culinaria porteña.
La cadena Le Pain Quotidien (LPQ), en tanto, ejemplifica esta búsqueda de equilibrio entre tradición e innovación con su nueva tarta de chocolate blanco con base de brownie y moras, donde «la intensidad de un brownie húmedo se combina con la suavidad del chocolate blanco en una crema untuosa, coronada por moras frescas».
«En LPQ, el chocolate siempre ocupa un lugar central en las preferencias de nuestros clientes. Nuestra tarta de chocolate negro es un clásico que permanece a lo largo del tiempo y hoy la reversionamos con propuestas como la nueva tarta de chocolate blanco con base de brownie y moras. Productos como el pain au chocolat o nuestros mini brownie son infaltables y siguen siendo de los más elegidos desde siempre. Al mismo tiempo, incorporamos creaciones que surgen de tendencias o comportamientos de consumo, como las cookies o el flat croissant recubierto en chocolate negro o chocolate blanco con pistachos. Buscamos mantener un equilibrio: respetar nuestra tradición artesanal y la selección de ingredientes de calidad, pero también abrirnos a innovar cuando la cultura y las tendencias nos invitan a hacerlo, sin perder nunca nuestro espíritu», explica Agustina Gutiérrez, Directora de Marketing y comunicación de Le Pain Quotidien.
Del cacao sustentable a la producción nacional
La sustentabilidad emerge como el otro gran eje de transformación. El programa Cacao Trace, de Puratos, que beneficia a 23.247 familias de agricultores en países como Vietnam, Costa de Marfil y Uganda, responde a una demanda concreta: el 24% de los consumidores latinoamericanos está dispuesto a pagar más por productos fabricados de forma sostenible .

