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EY: ¿Qué hacer cuando la toxicidad opaca el talento?

Por Carmen Polanco, gerente de Consultoría de la empresa EY Centroamérica, Panamá y República Dominicana.

Toda organización busca constantemente atraer y retener el mejor talento, deseando llenar cada vacante con las personas más calificadas en búsqueda de alcanzar los objetivos planteados. Muchas veces, en esa búsqueda de talento, y especialmente para posiciones de liderazgo, se olvida que el talento va más allá de las competencias técnicas, y por consecuencia, las habilidades blandas o “soft skills” son puestos en segundo plano. El mal liderazgo y la toxicidad opacan la capacidad del individuo y divide al equipo, mientras que el buen liderazgo potencia la capacidad del líder e integra al equipo hacia el logro común.

Leí una vez que “las empresas que retienen a malos líderes terminan perdiendo los buenos elementos.” Y, en mi experiencia, esto es totalmente cierto. Conozco de casos donde la alta gerencia decide retener a personas por su conocimiento técnico, antigüedad o incluso afinidad personal, a pesar de que estas personas generan un ambiente laboral hostil y tóxico y/o no obtienen los resultados esperados. Esto es un círculo vicioso ya que contagia y genera repercusiones importantes.

Una de estas consecuencias es la imposibilidad de crear equipos de alto desempeño ya que para que un equipo sea cohesivo, debe existir el respeto y la integración de los miembros. Otra consecuencia es la permisividad de conductas tóxicas y el conformismo ya que los colaboradores observan la tolerancia a comportamientos dañinos. Y, una consecuencia adicional es la pérdida de talento clave ya que pueden optar por otra oportunidad laboral donde sí exista un ambiente agradable que promueva el bienestar emocional y reconozca con base a resultados.

Todos deseamos trabajar en lugares donde nos sentimos plenos, y esto ha sido más relevante ahora en la era postpandemia. Está comprobado que las personas trabajan mejor y logran los resultados en mayor proporción en aquellas empresas que tienen buenos ambientes laborales y donde los líderes genuinamente fomentan armonía en el lugar de trabajo. Así mismo, dentro de un equipo de trabajo, es más agradable y satisfactorio poder coordinar cuando el ambiente es armónico, y es esencial que cada líder vele por mantener ese balance entre los miembros de su equipo.

En organizaciones donde la alta gerencia decide retener estos “talentos tóxicos”, lejos de ayudar ocasionan más daño a la organización. Esto genera un ambiente que premia el mal liderazgo, y fomenta que el resto de los colaboradores ya sea imiten estos comportamientos, se resignen a trabajar en un ambiente laboral incómodo, o decidan renunciar a la empresa.

Actualmente se está viviendo una gran necesidad de atraer talento calificado en las diferentes organizaciones, mientras la oferta de buen talento es escasa. Por ello, los líderes deben de asegurar revisar sus estructuras y a su vez revisar los diferentes tipos de liderazgo en sus equipos, y si éstos están en línea con los valores y estrategia del negocio. Por muy bueno que sea un colaborador, si genera un ambiente incómodo para el resto, su gestión pasa a segundo plano. Para evitar llegar a estos casos, comparto cuatro recomendaciones claves a tomarse en cuenta.

  1. Selección poderosa
    1. El proceso de reclutamiento y selección es la puerta de entrada a la organización. Por ende, los equipos de talento humano deben asegurar revisar su proceso y alinearlo con la estrategia y valores de la organización.

La imperante necesidad por cubrir una vacante, no debe ser excusa para saltar pasos en el proceso de reclutamiento y selección. Existen muchas alternativas para comprobar el fit de la persona con la empresa, como ser assessment centers, entrevistas en equipo, confirmación de referencias, pruebas psicométricas, entre otras. Si bien es cierto, en ocasiones pueden fallar, éstas disminuyen ese porcentaje de error. En lo particular, siempre me aseguro de tener activo mi network de talento humano, pues, aunque parezca “vieja escuela” ayuda mucho tener buena retroalimentación sobre el desempeño de los candidatos en sus experiencias laborales previas.

Las empresas de hoy no pueden darse el lujo de promover el mal liderazgo. Asegurar un buen proceso de reclutamiento y selección, unido con un buen modelo de desempeño y propuesta de valor al colaborador puede reducir considerablemente las probabilidades de llegar al punto de tener que tomar una decisión radical.

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