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Inteligencia Artificial y la disrupción de DeepSeek

La Inteligencia Artificial (IA) sigue revolucionando el mundo con avances constantes, y una de las novedades recientes es DeepSeek, un chat de IA desarrollado por una empresa china del mismo nombre. Lo que lo distingue es su naturaleza de código abierto, permitiendo a los usuarios acceder a su funcionamiento interno, modificarlo y adaptarlo a distintos usos de manera gratuita.

Esta apertura genera confianza entre los usuarios al permitirles ejecutar el software en sus propios dispositivos sin necesidad de compartir datos con la empresa desarrolladora. Sin embargo, también plantea desafíos, ya que su correcto manejo puede ser complejo para el usuario promedio y, sin actualizaciones constantes, podría ser vulnerable a ataques y problemas de compatibilidad.

El abogado especialista en propiedad intelectual y tecnología, Guillermo Solórzano, advierte sobre los retos legales y éticos de la IA: “Si bien la Inteligencia Artificial es un recurso importante para empresarios, profesionales y usuarios en general, no está exenta de riesgos. La ciberseguridad no es la única preocupación, ya que esta tecnología aprende de obras preexistentes y de la interacción con los usuarios, lo que plantea interrogantes sobre la atribución de créditos en sus resultados”.

Con la creciente popularidad de DeepSeek y herramientas similares, los gobiernos han comenzado a implementar regulaciones para su uso. En 2024, Estados Unidos y Reino Unido anunciaron esfuerzos conjuntos para legislar la seguridad en IA. Además, la Cámara de Representantes estadounidense busca prohibir DeepSeek en dispositivos federales, mientras que Italia ya ha eliminado la aplicación de las tiendas de Apple y Android.

Estas acciones reflejan la urgencia de establecer normativas que equilibren el desarrollo de la IA con la protección de datos personales, la propiedad intelectual y la prevención de ciberdelitos. En países como México, se discute la creación de un Consejo de Ética para la IA, con el fin de garantizar un uso responsable de esta tecnología.

“Nos encontramos frente a un terreno inexplorado que evoluciona con rapidez”, concluye Solórzano. “Para lograr una relación positiva con estas tecnologías emergentes, es esencial abordarlas desde una perspectiva informada y no desde el desconocimiento”.

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