En un contexto donde la inversión en la primera infancia se consolida como una apuesta estratégica para el desarrollo sostenible, Kimberly-Clark reafirma su compromiso con el bienestar infantil en América Latina y el Caribe. A través de su marca Huggies®, la empresa renovó su alianza con UNICEF en el marco del programa “Un abrazo para cada bebé”, una iniciativa que desde 2019 ha beneficiado a más de 10 millones de personas en 15 países de la región.
La compañía anunció una nueva contribución de 2.2 millones de dólares para el período 2025-2026, destinada a fortalecer los programas de Desarrollo de la Primera Infancia (DIT), con los que UNICEF busca garantizar que bebés, madres, padres y cuidadores tengan acceso a servicios esenciales de salud, nutrición y educación. Desde el inicio de la alianza, Kimberly-Clark ha invertido más de 14 millones de dólares, consolidando así una estrategia de responsabilidad social corporativa con impacto económico sostenible, orientada al capital humano y a la reducción de brechas de desigualdad.

“Esta colaboración no solo beneficia a los niños y niñas más pequeños hoy, sino que también sienta las bases para mejorar la vida de las futuras generaciones”, destacó Juan Felipe Isaza, vicepresidente de Mercados Empresariales de Kimberly-Clark Latinoamérica.
Por su parte, UNICEF subraya que persisten retos estructurales en la región, como la falta de políticas efectivas de apoyo familiar, información adecuada para cuidadores y cobertura limitada de servicios de atención temprana. Con el nuevo financiamiento, la organización espera mejorar las condiciones de vida de más de 3 millones de personas entre 2025 y 2026.
En El Salvador, los resultados ya son visibles. En 2024, más de 84 mil personas fueron alcanzadas con contenidos educativos y programas de orientación en alianza con el Programa Canguro, además de la donación de 1,000 kits de estimulación temprana para bebés prematuros y madres donadoras de leche humana.
Con esta inversión, Kimberly-Clark reafirma su visión empresarial centrada en el desarrollo humano como motor del crecimiento económico regional, impulsando un futuro más equitativo desde los primeros abrazos.