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Microcréditos: la clave para la inclusión financiera

Aunque no podemos negar los avances recientes y el impacto que está teniendo la industria fintech, América Latina tiene enormes retos de inclusión financiera. La brecha actual hace que las personas menos favorecidas se enfrenten cada día a varias limitaciones para acceder a servicios financieros. Por lo general, las entidades de gran alcance como los bancos suelen cerrarle las puertas a este tipo de personas porque representan un alto riesgo para las entidades financieras.

Con esto en mente, las personas o empresas que no pueden acceder a un crédito por parte de una entidad financiera optan por buscar otras personas informales, donde por lo general terminan pagando tasas de interés exorbitantes. De hecho, 7 de cada 10 personas no están bancarizadas o no tienen acceso a servicios bancarios, y esto ha llevado a una de las tasas de desigualdad en ingresos más altas del mundo, y para romper la brecha ha surgido una solución llamada microcréditos.

Los microcréditos son un tipo de servicio financiero que se brinda a personas no bancarizadas a manera de pequeños préstamos. En América Latina y el Caribe el 73 por ciento de los adultos tenía cuentas en instituciones financieras de algún tipo en 2021, un incremento de 18 puntos porcentuales desde 2017, algo que deja ver cómo se ha visto beneficiado el sector con ayuda de las microfinanzas.

Por lo general, este tipo de préstamo puede ser utilizado para diversos fines, incluida la generación de ingresos y el cumplimiento de necesidades básicas de un hogar, como educación, gastos de salud y alimentación. Además, hay otras entidades de microfinanzas que permiten acceder a soluciones como seguros, pensiones y créditos extensivos.

La inclusión financiera, como bien lo sugiere el término, se refiere al acceso a productos financieros adecuados por parte de cualquier persona en la sociedad. Pero a medida que avanza la situación de inflación en el mundo, esta inclusión se ha visto limitada precisamente por factores económicos, impidiendo que muchas personas puedan acceder a préstamos crediticios.

Debido a esta situación, algunas empresas en fase de inicio o personas de escasos recursos se vieron obligados a depender de prestamistas informales. Sin embargo, con la llegada de las microfinanzas, en varios países se ha superado la brecha de accesibilidad a servicios financieros de calidad.

El Programa de las Naciones Unidas llamado Microfianzas para la Adaptación basada en Ecosistemas (MEbA) es un ejemplo de cómo a través de la inclusión financiera se puede impactar positivamente al planeta a través del impulso de iniciativas que estén haciendo frente a los efectos del cambio climático.

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