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El arroz alcanza su precio mundial más alto en 15 años, según FAO

El precio mundial del arroz alcanzó en agosto su nivel más alto en 15 años, con un incremento de 9.8% en un mes, después de que India, un productor clave, impusiera restricciones a las exportaciones, informó la semana pasada la Organización de la ONU para la Alimentación y la Agricultura (FAO).

Pese al alza del arroz, el índice general de alimentos de la FAO cayó 2.1% en agosto, por la disminución de la cotización de los aceites vegetales, los productos lácteos y los granos, en parte por una cosecha récord en Brasil que sostiene la oferta.

Este marcador -que mide una canasta básica de alimentos- está 24% por debajo del máximo alcanzado en marzo de 2022, tras la invasión rusa contra Ucrania, que tuvo un fuerte impacto, ya que ambos países son grandes productores de granos.

El arroz es la base de la alimentación en muchos países y su precio en los mercados internacionales ha subido después de la pandemia del covid, el inicio de la guerra en Ucrania en 2022 y debido a las perturbaciones en la producción por el fenómeno meteorológico de El Niño.

India, que aporta un 40% del suministro global de arroz, impuso el 20 de julio una prohibición de las ventas al exterior de este grano de tipo índico sin cocción, que constituye cerca de un cuarto del total de sus exportaciones para garantizar el consumo de sus habitantes.

“La incertidumbre sobre la duración de la prohibición y la preocupación por las restricciones a la exportación hicieron que los agentes de la cadena de suministro guardaran sus existencias, renegociaran los contratos o dejaran de hacer ofertas de precio, lo que limitó la mayor parte del comercio a pequeños volúmenes y ventas, y a ventas ya concluidas”, explicó la FAO.

Esta agencia de la ONU expresó a principios de agosto su preocupación sobre esta medida adoptada por India.

“Esta presión al alza sobre los precios del arroz planteaba una gran preocupación en materia de seguridad alimentaria para una amplia franja de la población mundial”, en especial los más pobres.

Además añadió que “las restricciones a la exportación podían tener consecuencias negativas para la producción, el consumo y los precios que superaban la duración de su aplicación y comportaban el riesgo de agravar la elevada inflación interna de los precios de los alimentos en muchos países”.

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