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La arriesgada apuesta de Europa por el gas natural licuado

Europa intenta sustituir el gas ruso por gas natural licuado e invierte miles de millones en la infraestructura necesaria. Pero eso podría no ser rentable.

Por su parte, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, tuiteó: «La UE debe liberarse de su dependencia de los combustibles fósiles”, y alabó que «España sea un precursor,con su gran cuota de energías renovables y capacidades para el gas natural licuado». El problema radica en que también el gas licuado es un combustible fósil, y eso Von der Leyen lo sabe. No obstante, no tiene reparo en mezclar ambas cosas una y otra vez.

Esta trampa podrían resultarle cara a Europa, ambiental y financieramente. Porque la infraestructura en la que invierte miles de millones podría resultar inútil o mucho más cara, si en última instancia la UE no quiere agravar aún más la crisis climatica.

El mayor consumidor de gas en Europa es Alemania, seguida de Italia, los países Bajos, Eslovaquia y Francia, según Eurostat.

«En Europa se invierte mucho actualmente en gas licuado», dice Paula Di Mattia Peraire, analista del Independent Commodity Intelligence Service (ICIS). «Si todos esos proyectos se materializan realmente, la capacidad de regasificación aumentará en 70.000 millones de metros cúbicos al año”, apunta

Mucho dinero se invierte actualmente en terminales costeros, en los que el gas licuado se desembarca y calienta para llevarlo nuevamente a su forma gaseosa e introducirlo en la red de tuberías.

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