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La moneda de platino de US$1 billón: la controvertida solución de EE.UU. para evitar la bancarrota

En medio de las crecientes tensiones por el límite de la deuda de Estados Unidos, el gobierno se enfrenta a la posibilidad de una bancarrota inminente si republicanos y demócratas no llegan a un acuerdo antes de junio. Ante este escenario preocupante, ha surgido una propuesta que algunos consideran descabellada pero potencialmente salvadora: la emisión de una moneda de platino de US$1 billón. Aunque la secretaria del Tesoro, Yanet Yellen, y otros funcionarios del gobierno de Joe Biden han descartado la idea, los defensores de esta moneda han levantado su voz en medio de las negociaciones.

La autoridad del secretario del Tesoro de Estados Unidos para acuñar monedas de platino de cualquier denominación, establecida por una ley de 1997, nunca fue pensada como una solución para la deuda del país. Su propósito original era fabricar monedas para ediciones especiales destinadas a coleccionistas. Sin embargo, algunos han planteado la posibilidad de fabricar la moneda del billón de dólares para financiar los gastos del gobierno y evitar la bancarrota. Aunque parezca sorprendente, la moneda podría ser tan pequeña como una moneda común y corriente de un cuarto de dólar, simplemente con la inscripción de «US$1 billón».

El origen de esta idea se remonta a un comentario en un blog sobre política monetaria no convencional en 2010. Carlos Mucha, un abogado desconocido de Atlanta, fue quien propuso por primera vez la posibilidad de acuñar la moneda de platino para evitar la cesación de pagos del gobierno. El comentario, que parecía insignificante en ese momento, se hizo viral y llegó a los pasillos de la Casa Blanca y el Capitolio. A medida que ganaba adeptos, algunos economistas de renombre, como Paul Krugman y Philip Diehl, expresaron su apoyo a la iniciativa en una carta que reunió más de 7.000 firmas.

Aunque la propuesta de la moneda de platino de US$1 billón ha generado debate y polémica, hasta el momento el gobierno de Estados Unidos ha descartado seriamente su implementación. A pesar de ello, la posibilidad de recurrir a esta medida extrema ha capturado la atención de la opinión pública y ha resaltado la urgencia de encontrar una solución consensuada para evitar la bancarrota. Mientras republicanos y demócratas continúan negociando, la economía global permanece en vilo, consciente de que las consecuencias de una cesación de pagos del principal motor económico del mundo podrían ser desastrosas.

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