El reciente VII Censo de Población y VI Censo de Vivienda, publicado por el Banco Central de Reserva (BCR), revela un notable aumento del 90% en la cantidad de hogares salvadoreños que reciben remesas familiares en los últimos 17 años. Según los datos de la segunda entrega del censo de 2024, el 26.8% de los hogares en El Salvador reciben apoyo económico del extranjero, lo que equivale a 514,739 de las más de 1.92 millones de familias que habitan en el país.
Este es el primer censo actualizado desde 2007, año en que se realizó el último registro a nivel nacional, y que no contaba con actualizaciones relevantes hasta la publicación de los resultados de 2024. Antes de este censo, la Encuesta de Hogares de Propósitos Múltiples (EHPM) era el principal recurso estadístico disponible para conocer las condiciones de vida de los salvadoreños. Con esta nueva información, se han obtenido datos más precisos sobre temas como empleo, remesas, educación, salud y vivienda.
Comparado con los resultados de 2007, los hogares receptores de remesas han crecido en 244,644, lo que refleja un significativo cambio en la dinámica económica del país. En ese momento, se estimaba que había aproximadamente 1.4 millones de familias, de las cuales solo el 19.2% (270,045 hogares) recibían remesas, una cifra considerablemente inferior a la actual.

Este crecimiento en las remesas tiene su origen en la ola migratoria desencadenada por el conflicto armado de la década de 1980, que forzó a miles de salvadoreños a emigrar, principalmente a Estados Unidos, en busca de mejores oportunidades. A lo largo de las décadas, las remesas familiares han crecido de manera constante y han jugado un papel clave en el sustento económico de muchos hogares salvadoreños.
De acuerdo con los datos del BCR, en 2007 las remesas representaban el 22% del Producto Interno Bruto (PIB) del país, lo que se traduce en ingresos de $3,695 millones para los hogares salvadoreños. Este fenómeno ha seguido creciendo, convirtiendo a las remesas en una de las principales fuentes de ingresos para las familias en El Salvador.
Este aumento significativo refleja no solo un fenómeno económico de largo plazo, sino también los efectos duraderos de la migración, así como el papel fundamental de las remesas en la reducción de la pobreza y en el sostenimiento de las economías familiares en el país.