El dinamismo del crédito en El Salvador continúa acelerándose y se consolida como uno de los principales indicadores de confianza en la economía nacional. La expansión del financiamiento no solo refleja el optimismo de los hogares y empresas, sino también la mayor actividad de los sectores productivos y el fortalecimiento del sistema financiero. De acuerdo con datos de la Superintendencia del Sistema Financiero (SSF), al 31 de agosto de 2025, las colocaciones otorgadas por las entidades supervisadas superaron los $20,321 millones, un máximo histórico para el país.
Los bancos comerciales mantienen su papel protagónico al concentrar la mayor parte del financiamiento, con $18,356.1 millones colocados, lo que demuestra su capacidad de captar recursos y canalizarlos hacia la inversión, el consumo y el crecimiento empresarial. En segundo lugar, los bancos cooperativos registraron un total de $1,560.6 millones en créditos, consolidándose como una alternativa relevante para segmentos que tradicionalmente han tenido menor acceso al sistema bancario tradicional. Por su parte, las sociedades de ahorro y crédito (SAC) sumaron $404.7 millones, fortaleciendo su rol en la inclusión financiera.

Este comportamiento ascendente del crédito confirma que existe un entorno macroeconómico favorable caracterizado por estabilidad cambiaria, bajos niveles de inflación y mayor previsibilidad en las políticas públicas. Además, el fortalecimiento tecnológico del sistema financiero ha permitido agilizar trámites, ofrecer productos más accesibles y mejorar la experiencia del usuario.
El crecimiento crediticio también evidencia una expansión en la demanda: los hogares están accediendo a más financiamiento para vivienda, educación y consumo, mientras que las empresas están invirtiendo en capital, modernización y expansión de operaciones. En el sector productivo, la disponibilidad de crédito es clave para impulsar la agroindustria, la construcción, el comercio y los servicios, que son pilares del PIB nacional.
Sin embargo, este hito también abre el debate sobre la necesidad de mantener una gestión prudente del riesgo, promover la educación financiera y garantizar que el crédito se traduzca en desarrollo sostenible. En este contexto, el desafío será equilibrar el crecimiento del financiamiento con la estabilidad del sistema.
El aumento histórico de las colocaciones no solo confirma la solidez del sistema financiero, sino que envía una señal clara: la economía salvadoreña está en una fase de expansión y el crédito se ha convertido en uno de sus principales motores.