El Salvador avanza en la modernización de su sistema financiero con la creación de la Ley de Fondos de Inversión Privados Alternativos (PAIF, por sus siglas en inglés), un marco regulatorio diseñado para atraer capitales de alto valor y fomentar el desarrollo económico mediante inversiones estratégicas y diversificadas.
La normativa establece un régimen claro y supervisado para la constitución y operación de fondos privados que concentren aportes de un grupo limitado de inversionistas sofisticados, es decir, personas o entidades con experiencia, conocimientos y capacidad financiera suficientes para asumir riesgos complejos sin requerir los mismos niveles de protección que un inversor minorista. Aquellos que inviertan un mínimo de $250,000 serán considerados dentro de esta categoría.
Los PAIF podrán destinar sus recursos a una amplia variedad de activos, incluidos activos digitales, energías renovables, proyectos inmobiliarios y desarrollos innovadores, ofreciendo oportunidades de altos retornos en proyectos de impacto significativo. Estos fondos serán gestionados por sociedades administradoras especializadas o mediante estructuras empresariales propias, que deberán operar bajo estrictas políticas de inversión ajustadas al perfil de riesgo y liquidez de cada inversionista.

La ley contempla que las Sociedades Administradoras cuenten con un capital mínimo de $10 millones, íntegramente pagado en efectivo, y cumplan con rigurosos requisitos de transparencia y gobernanza. La Superintendencia del Sistema Financiero supervisará la constitución y operación de estas entidades, evaluando planes de actividad, estrategias de inversión, mecanismos de financiamiento y perfiles de riesgo antes de otorgar la autorización correspondiente.
El marco regulatorio distingue al PAIF de los fondos de inversión tradicionales, ofreciendo instrumentos más flexibles y adaptados a perfiles de riesgo elevados, consolidando a El Salvador como un destino atractivo para el capital sofisticado. Además, aunque estos fondos no formarán parte del sistema financiero tradicional, estarán sujetos a supervisión por parte del Banco Central y la Superintendencia, que garantizarán el cumplimiento de la normativa.
El fortalecimiento de este ecosistema se ve respaldado por el crecimiento sostenido en la creación de empresas en el país. Desde 2021, el Registro de Comercio ha reportado un aumento histórico en la constitución de nuevas sociedades, alcanzando más de 6,000 registros en 2024 y proyectando superar los 7,000 en 2025, impulsado por nuevas figuras jurídicas que facilitan la inversión y la formalización de negocios.
Con la Ley de Fondos de Inversión Privados Alternativos, El Salvador busca consolidar un entorno financiero moderno y seguro, capaz de atraer inversiones internacionales y fomentar proyectos innovadores que contribuyan al crecimiento económico y a la diversificación del mercado de capitales en el país.