El dinamismo de las exportaciones salvadoreñas volvió a mostrar señales de debilitamiento en uno de sus sectores clave. Entre enero y octubre, los envíos de textiles y confección sumaron $1,682.3 millones, una cifra inferior en 4.6% frente al mismo período del año pasado, cuando alcanzaron $1,764.2 millones. Aun con esta contracción, el rubro continúa siendo un pilar del comercio exterior nacional, al concentrar tres de cada diez dólares exportados por el país.
La evolución del sector ha estado marcada por presiones externas que persisten desde la reconfiguración del comercio global tras la pandemia. La industria salvadoreña mantiene una fuerte vinculación con el mercado estadounidense —del que es su proveedor número 11 en prendas de vestir—, por lo que cualquier variación en el entorno internacional incide directamente en su desempeño.

Factores como la acumulación de inventarios en Estados Unidos, cambios en los patrones de consumo, la disrupción en puertos, la escasez de contenedores, el encarecimiento del transporte y la incertidumbre arancelaria han configurado un escenario complejo para las empresas del sector. A ello se suma el proceso de relocalización de cadenas de suministro, en el que diversas marcas buscan acercar su producción al mercado norteamericano.
A pesar de este contexto, la Cámara Salvadoreña de la Industria Textil, Confección y Zonas Francas (CAMTEX) proyecta que el año cerrará con una caída moderada, situada entre 3% y 4%, dentro de las expectativas del gremio. No obstante, la institución mantiene una visión optimista hacia 2025, anticipando un entorno más favorable a medida que se estabilizan los flujos logísticos y se ajusta la demanda en los mercados de destino.
El desempeño de los próximos meses será determinante para confirmar esa tendencia, en un sector que continúa siendo estratégico para la economía salvadoreña por su capacidad exportadora, generación de empleo y encadenamientos productivos.


