En su laboratorio de robótica en Westborough, en las afueras de Boston (noreste), el gigante del comercio electrónico Amazon fabrica los robots y desarrolla los procesos para automatizar sus centros de distribución y reducir los tiempos de entrega de pedidos, un objetivo para el que apuesta a la tecnología y que genera interrogantes sobre el futuro del trabajo humano en los centros de acopio.
“Lo que vamos a hacer en los próximos cinco años va a empequeñecer lo que hemos hecho en los últimos diez”, asegura Joe Quinlivan, vicepresidente de Amazon Robótica en el centro de innovación y manufactura BOS27.
El proyecto “Delivering the Future (Entregando el futuro)” quiere convertir a la empresa que Jeff Bezos fundó hace 28 años para vender libros por internet en pionera de la distribución, con tecnología propia y producción made in USA.
El gigante de la tecnología ha conseguido que un robot manipule productos con la misma destreza que una mano humana.
Esta semana, ante más de un centenar de periodistas de varios países invitados, Amazon desveló su última creación: “Sparrow”, un robot con forma de cabeza de pájaro que puede detectar, seleccionar y gestionar “millones de productos”.
Dotado de cámaras, toma los productos de una cinta transportadora y los distribuye en cestas para ser empacados.
“Dada la variedad de materiales que tenemos en nuestros almacenes, Sparrow es un logro significativo”, afirma orgulloso el jefe de robótica de la compañía, Tye Brady.
“Sparrow” se suma a otros robots como “Robin” y “Cardinal” (todos nombres de pájaros), pero el nuevo aparato logra incluso manipular productos dentro de paquetes.
Alrededor de 75% de los 5.000 millones de los pedidos anuales que tramita Amazon son manejados por algún tipo de robot, según Quinlivan.