En El Salvador, las mujeres de 5 años o más dedican, en promedio, 14.6 horas semanales adicionales en comparación con los hombres a tareas de cuidado no remunerado, según la Encuesta de Hogares de Propósitos Múltiples (EHPM). Este trabajo, que incluye el cuidado de niños, personas mayores o dependientes, así como las labores domésticas, continúa recayendo mayoritariamente sobre las mujeres y, en la mayoría de los casos, sin recibir compensación económica.
De acuerdo con la especialista Msc. Rubenia Castro, esta distribución desigual del tiempo tiene consecuencias directas en el desarrollo económico del país. “El trabajo de cuidado no remunerado es un pilar invisible que sostiene la economía, pero al no ser reconocido ni redistribuido, limita las oportunidades laborales y de ingreso para las mujeres”, advirtió.

Cifras de la Oficina Nacional de Estadísticas y Censos (ONEC) revelan que el 66.5% de las mujeres que no participan en el mercado laboral señalaron como principal motivo la dedicación a tareas domésticas y de cuidado. Este patrón perpetúa la brecha de participación laboral y reduce el potencial productivo del país, al excluir a una parte significativa de la fuerza laboral de actividades remuneradas y del acceso a seguridad social.
Expertos en economía de género destacan que, si bien este trabajo no remunerado no se contabiliza en el Producto Interno Bruto (PIB), su aporte indirecto es sustancial, ya que permite que otras personas puedan incorporarse al mercado laboral. Proponen medidas como la inversión en servicios de cuidado, la promoción de políticas de corresponsabilidad entre hombres y mujeres, y la incorporación de indicadores que valoren este tipo de trabajo en las cuentas nacionales.
La falta de reconocimiento económico del trabajo de cuidados sigue siendo un reto estructural que, de no abordarse, continuará frenando la equidad de género y el crecimiento inclusivo en El Salvador.


