Centroamérica presenta un panorama bastante diverso en materia de Inversión Extranjera Directa (IED) entre 2024 y el primer semestre de 2025. La región registró un crecimiento del 16.6% en este rubro en 2024, con Costa Rica y Guatemala consolidando sus posiciones como líderes; Nicaragua se sostiene como un país de inversiones de tránsito, El Salvador protagoniza un drástico giro impulsado por la mejoría en sus indicadores de seguridad pública y Honduras se enfrenta a una crisis de confianza política.
Una revisión y análisis de informes del Banco Mundial basados en las principales entidades de Centroamérica y reportes de la Comisión Económica para la América Latina y El Caribe (Cepal) realizada por DIVERGENTES entre 2024 y el primer semestre de 2025 establece que el crecimiento en este rubro se debe principalmente a reinversión de utilidades por parte de las corporaciones transnacionales que ya operan en la región, y no a una robusta avalancha de nuevos flujos de capital.
Las empresas que ya operan en la región mantienen confianza en la estabilidad política y económica de la región al reinvertir sus ganancias. Sin embargo, las aportaciones de nuevo capital se mantuvieron estancadas, reflejando un bajo interés o cautela por parte de nuevas empresas para establecerse en Centroamérica.
Nicaragua se ubica en el tercer puesto de IED en 2024, con un tendencia similar en el primer semestre de 2025, pero con la particularidad de que este rubro se sostiene por las denominadas “inversiones de tránsito”, que de acuerdo con la metodología del Banco Central se definen como el uso de jurisdicciones para la inversión final.
Los informes de la entidad bancaria de Nicaragua resaltan que la IED se registra “con base en la residencia del accionista y no de acuerdo a su nacionalidad o su origen étnico”. Esto significa que si una empresa legalmente está constituida en una jurisdicción como Panamá o Barbados, la que se registra como el país de origen de la inversión, incluso si la casa matriz o el propietario final de la empresa reside en otra nación, como explicó un reporte previo de DIVERGENTES.
“Esta práctica, que es común entre corporaciones multinacionales que buscan eficiencia fiscal o estructuras operativas específicas, plantea la necesidad de una investigación más profunda para develar las complejas estructuras corporativas y las verdaderas nacionalidades detrás de estos flujos de capital”, citan los reportes del BCN. En otras palabras, la inversión que oficialmente proviene de Panamá o Barbados, tendrían su origen en otro lugar.
Este 16.6% de crecimiento de IED en Centroamérica no se deriva de un auge de inversión generalizado, sino más bien una consolidación de las operaciones existentes. Las empresas que ya conocen el terreno y han establecido operaciones exitosas están duplicando sus apuestas.
Costa Rica a la cabeza
https://e.infogram.com/0a21c6f0-29d7-4613-8a88-75e5464586b1?parent_url=https%3A%2F%2Fwww.divergentes.com%2Fdos-paises-en-centroamerica-concentran-inversion-extranjera-directa%2F&src=embed#async_embed
El año 2024 fue histórico para Costa Rica, que atrajo una cifra récord de 4321.6 millones de dólares en IED, un aumento del 14% con respecto a 2023. Esta cifra consolida su posición como líder regional indiscutible. El motor principal de este crecimiento fue el sector manufacturero, que capturó un 67.4% de la inversión total. Le siguieron, a gran distancia, el turismo (13.9%), el sector inmobiliario (6.8%) y los servicios (5.1%).
El régimen de Zonas Francas fue el catalizador clave, atrayendo el 64.3% de toda la IED y creciendo un 24% interanual. Un logro particularmente notable fue el impulso de la inversión en Zonas Francas ubicadas fuera de la Gran Área Metropolitana (GAM), conformada por las zonas urbanizadas e industrializadas en San José, Alajuela, Heredia y Cartago.
Guatemala atrajo un total de 1694.5 millones de dólares en IED en 2024, lo que supone un aumento del 5.1% con respecto a 2023. El perfil de la inversión en Guatemala está marcadamente orientado hacia los servicios. Los sectores clave fueron las actividades financieras y de seguros, que representaron un 42.6% del total (722.1 millones de dólares). Le siguieron las industrias manufactureras (15.7%) y el comercio y reparación de vehículos (14.8%).
Las cifras opuestas en Honduras
Con el caso de Honduras se registra una discrepancia en las cifras de IED para 2024. La CEPAL informa de una entrada relativamente sólida de 1309 millones de dólares. Por otro lado, los datos del Banco Central de Honduras (BCH), indican una cifra mucho menor de 993.9 millones de dólares, lo que supondría un descenso del 7.7% con respecto a 2023.
Esta diferencia se debe probablemente a distintas metodologías contables. La cifra de la CEPAL suele incluir los préstamos entre empresas, mientras que la del BCH podría centrarse más en la inversión de capital y los beneficios reinvertidos. De hecho, los informes señalan que, si bien la reinversión de utilidades fue el componente más importante (74%), los préstamos entre empresas experimentaron un crecimiento masivo del 921%, lo que explica la cifra más elevada de la CEPAL.
El clima de inversión en Honduras está definido por dos narrativas opuestas. Por un lado, el Gobierno hondureño y su agencia de promoción, el Consejo Nacional de Inversiones (CNI), proyectan una imagen de un entorno empresarial favorable, con un gran potencial y un apoyo activo a los inversores.
Esta visión optimista choca frontalmente con la evaluación del Departamento de Estado de EE.UU. en su “Informe sobre el Clima de Inversión 2024”. Dicho informe destaca la incertidumbre legislativa especialmente en lo que respecta a las Zonas de Empleo y Desarrollo Económico (ZEDEs), la falta de incentivos efectivos y los numerosos desafíos operativos a los que se enfrentan las empresas estadounidenses.
La reacción del Gobierno hondureño, que rechazó públicamente el informe por considerarlo “unilateral” y “subjetivo”, no hace sino acentuar la percepción de una desconexión con la comunidad inversora internacional. En consecuencia, Honduras se perfila como un mercado de alto riesgo y alto potencial. La falta de claridad en los datos y las cifras contrapuestas generan una incertidumbre significativa.
Los datos preliminares para 2025 muestran un repunte positivo. El primer semestre del año registró un aumento del 5.7% en la IED, hasta alcanzar los 453.1 millones de dólares. Este crecimiento se atribuye a nuevas inyecciones de capital procedentes de Bélgica y Alemania en el sector cafetalero.
El Salvador: mejora en seguridad para atraer inversiones

El Salvador vive un experimento de desarrollo único en la región, en el que la mejora drástica de la seguridad ciudadana es la principal palanca para atraer inversiones. Los datos de 2024 y 2025 muestran los primeros resultados de esta estrategia, con un período de inestabilidad, seguido de un repunte positivo.
El año 2024 fue un año de transición para la IED en El Salvador, que cerró con un descenso del 10.9%, hasta los 639.6 millones de dólares. El año estuvo marcado por una volatilidad extrema, destacando un flujo neto negativo de IED en el segundo trimestre, lo que significa que salió más capital del que entró. Sin embargo, la segunda mitad del año mostró una fuerte recuperación. En cuanto a las fuentes de inversión, Europa fue la principal región de origen, con 294.09 millones de dólares, seguida de Estados Unidos (113.38 millones de dólares) y Centroamérica (64.79 millones de dólares).
La narrativa de inversión de El Salvador se centra casi exclusivamente en la drástica mejora de la seguridad pública bajo la administración del presidente Nayib Bukele, logro acompañado de severas restricciones a las libertades civiles y el deterioro del Estado de derecho.
Los datos de 2024, especialmente el flujo negativo del segundo trimestre, sugieren que, si bien la situación de seguridad mejoró, los inversores adoptaron una actitud de “esperar y ver”, retrasando sus decisiones de inversión ante la incertidumbre sobre la sostenibilidad de los cambios.
Estados Unidos, el principal motor de IED en Centroamérica

El origen del capital que fluye hacia Centroamérica y América Latina sigue mostrando patrones claros, aunque con algunos cambios notables. Estados Unidos se consolidó en 2024 como el mayor inversor individual en la región, representando el 38% del total.
En contraste, la participación de la Unión Europea (excluyendo centros financieros como Luxemburgo y los Países Bajos) cayó a un 15%, su nivel más bajo desde 2012. Un desarrollo significativo es el creciente papel de la inversión intrarregional; los flujos procedentes de la propia América Latina y el Caribe, que representaron el 12% del total, convirtiéndose en la tercera fuente de capital más importante.
Volviendo al caso de Nicaragua, el gran misterio de la IED sigue siendo el aporte de China en dicho rubro, llamado por el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo como el principal socio estratégico económico del país. Datos de BCN reflejan que las importaciones desde China pasaron de 574 millones de dólares en 2019 a 1.436,3 millones a finales de 2024.
En cambio, las exportaciones hacia ese país sumaron apenas 47,2 millones de dólares, lo que representó solo el 1,1% de las ventas totales de Nicaragua en ese año. Sin embargo, los supuestos beneficios de los grandes proyectos económicos de China, como la construcción del aeropuerto de Punta Huete y una planta fotovoltaica, siguen en las sombras.