El Salvador y la República Popular China han concretado ya tres rondas de negociación con el objetivo de establecer un Tratado de Libre Comercio (TLC) que fortalezca los lazos comerciales entre ambas naciones. Este acercamiento se enmarca dentro de la estrategia de la potencia asiática para su próximo quinquenio, que se extiende hasta 2030, y que busca diversificar su acceso a productos agrícolas y fortalecer la cooperación tecnológica.
Durante las reuniones, los representantes de China destacaron que el crecimiento sostenido de su economía representa una oportunidad significativa para países exportadores como El Salvador. «Vamos a importar más azúcar, café y frutas de El Salvador», detalló un portavoz chino, subrayando el interés de Pekín en consolidar relaciones comerciales estables y ampliar el intercambio de bienes agrícolas. Para El Salvador, este tratado no solo representa una ventana de expansión para sus productos, sino también la posibilidad de atraer inversión y posicionarse como proveedor confiable en el mercado asiático.
Otro de los objetivos señalados por China en este proceso de negociación es potenciar el desarrollo tecnológico y mejorar la distribución del ingreso, buscando así reducir la dependencia de mercados externos volátiles. Este enfoque coincide con la visión salvadoreña de diversificar su economía y aprovechar los tratados comerciales como herramienta para la modernización de sectores estratégicos, incluyendo agricultura, manufactura y servicios.
Expertos en comercio internacional señalan que la firma de un TLC con China podría traer beneficios significativos para El Salvador, no solo en términos de exportaciones, sino también mediante la transferencia tecnológica y la apertura de nuevos mercados para empresas locales. No obstante, advierten que es fundamental garantizar condiciones de reciprocidad y proteger sectores sensibles que podrían enfrentar presión competitiva ante la llegada de productos chinos al mercado salvadoreño.
Las rondas de negociación continuarán en los próximos meses, con la expectativa de que el acuerdo siente las bases para una relación comercial más sólida y equilibrada. Para ambos países, este tratado se vislumbra como una estrategia clave para el crecimiento económico y la integración en la economía global.


