Los dirigentes de la Unión Europea (UE) y de los 33 países de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe (CELAC) abrieron en Bruselas una cumbre de dos días, después de ocho años sin reunirse, con el objetivo de recomponer el diálogo marcado por las diferencias.
En la sesión inaugural, la guerra en Ucrania fue mencionada directa o indirectamente en varios de los discursos, poniendo en evidencia que se trata de uno de los principales asuntos en la agenda de discusión y un tema donde hay divergencias.
El jefe del gobierno español y presidente pro témpore del Consejo de la UE, Pedro Sánchez, afirmó que ambos bloques deben “renovar nuestra común confianza en los valores del multilateralismo, singularmente en la resolución pacífica de los conflictos en los principios de Naciones Unidas, en la protección de los derechos humanos y en el respeto a la integridad territorial de los estados”.
El presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, señaló por su parte que “no se debe permitir que Rusia triunfe”. “Será una receta para el desastre para el multilateralismo y nuestro sistema basado en reglas”, dijo.
Del lado de la CELAC, el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, afirmó que país “repudia con vehemencia el uso de la fuerza para resolver disputas”.
“Brasil apoya iniciativas(…) en favor del cese inmediato de las hostilidades y de una paz negociada”, señaló Lula.
La última cumbre de ambos bloques fue en 2015, y ahora las dos partes corren contra el reloj para obtener resultados.
Los dirigentes tienen previsto discutir temas como las relaciones comerciales, incluyendo la dilatada negociación con el Mercosur, una reforma en la composición del sistema financiero internacional, el cambio climático y las transiciones energética y digital.