El gobierno de El Salvador y la Corporación Financiera de Desarrollo Internacional de los EE.UU. (DFC) anunciaron este miércoles un acuerdo financiero sin precedentes por $1,000 millones, destinado a la recompra anticipada de bonos. Este esfuerzo permitirá al país financiar el ambicioso Programa de Conservación y Restauración del Río Lempa, un proyecto de gran escala que busca preservar la cuenca hidrográfica más importante del país.
La operación, considerada la “conversión de deuda más grande de la historia”, involucró a varias entidades clave, como el Banco de Desarrollo de América Latina y el Caribe (CAF), Catholic Relief Services (CRS), el Fondo de Inversión Ambiental de El Salvador (FIAES) y ArtCap Strategies. La transacción fue organizada por JPMorgan Chase Bank, N.A., y J.P. Morgan Securities LLC actuó como agente de ofertas.

Este acuerdo permitirá a El Salvador comprar $1,031 millones de bonos con vencimiento entre 2027 y 2052, lo que genera un ahorro significativo para el gobierno. De esos $1,000 millones, se destinarán $352 millones en ahorros a la conservación de las cuencas hidrográficas del Río Lempa, uno de los recursos más importantes para la seguridad hídrica del país.
En palabras del presidente Nayib Bukele, este acuerdo representa una oportunidad única para asegurar el futuro ecológico y económico del país. “Con esta conversión de deuda, esperamos transformar el futuro medioambiental y económico de El Salvador. Este proyecto promueve el desarrollo sostenible y protege nuestros ecosistemas para las futuras generaciones”, expresó.
El CEO de DFC, Scott Nathan, destacó que este acuerdo no solo es el primero de su tipo en el mundo para la conservación de cuencas hidrográficas, sino que también refuerza la economía salvadoreña y fomenta el crecimiento de un sector privado dinámico que puede generar nuevas oportunidades de empleo.
$350 millones para el rescate del Río Lempa
Los ahorros generados por esta transacción se destinarán en su mayoría al Programa de Conservación y Restauración del Río Lempa, que se ejecutará durante los próximos 20 años. Con una inversión anual de $9.75 millones, el programa busca asegurar la conservación de la cuenca y la biodiversidad, además de promover la agricultura regenerativa y mejorar la salud hídrica en la región.
Una parte de estos fondos, $150 millones, se reservará en un fideicomiso para asegurar la continuidad del programa a partir de 2044.
El acuerdo establece que el gobierno salvadoreño formará una junta directiva de siete miembros para supervisar la implementación del programa, integrada por representantes del gobierno, la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) y organizaciones no gubernamentales.
Compromisos ambientales clave
El gobierno de El Salvador se comprometió a implementar una serie de medidas para asegurar el éxito del proyecto. Entre ellas destacan el establecimiento de un sistema de monitoreo de recursos hídricos, la creación de un mecanismo para la retroalimentación pública y la protección de áreas clave como 75,000 hectáreas de recarga de acuífero, que se declararán como áreas protegidas para 2044.
Además, se acordó la creación de protocolos para la emisión de permisos de uso de agua y estándares para el cálculo de costos relacionados con el servicio de agua y saneamiento.
Este acuerdo no solo marca un avance significativo en la gestión de los recursos naturales de El Salvador, sino que también establece un precedente internacional en cuanto a la utilización de la conversión de deuda para proyectos de conservación ambiental.