El envejecimiento de la población abre oportunidades económicas y reta a los países a repensar sus políticas públicas y modelos de negocio.
En un mundo donde la esperanza de vida continúa en aumento y las tasas de natalidad se reducen, la llamada economía plateada —aquella que gira en torno al consumo, necesidades y aportes de las personas mayores de 60 años— está emergiendo como un fenómeno económico con gran potencial de crecimiento.
Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), para 2050 habrá más de 2.000 millones de personas mayores de 60 años en el mundo, lo que representará más del 20% de la población global. Este cambio demográfico no solo plantea desafíos en términos de salud pública y seguridad social, sino que también crea nuevas oportunidades de desarrollo económico.

Un segmento con poder adquisitivo y nuevas prioridades
Los adultos mayores representan una franja etaria con creciente poder adquisitivo, hábitos de consumo definidos y necesidades específicas. Desde servicios de salud, tecnologías asistivas, turismo adaptado, hasta viviendas inteligentes y productos financieros personalizados, la economía plateada está impulsando la innovación y la diversificación en múltiples sectores.
Empresas y gobiernos están comenzando a reconocer que este grupo poblacional no solo demanda atención médica, sino también bienestar, independencia y calidad de vida. Por ejemplo, industrias como la farmacéutica, la tecnológica y la del entretenimiento han comenzado a diseñar productos y servicios pensando en las personas mayores como clientes activos y exigentes.
El desafío para América Latina
En América Latina, países como Chile, Uruguay y Costa Rica ya muestran signos avanzados de envejecimiento poblacional. En El Salvador, el censo de 2024 reveló un aumento del 10% en la población mayor de 60 años con respecto a la década anterior. Esto obliga a repensar los modelos de pensiones, la inclusión financiera de los adultos mayores y el acceso a servicios de calidad.
A pesar del avance, expertos señalan que la región aún no ha integrado del todo esta realidad en sus políticas económicas. “El envejecimiento no debe verse como una carga, sino como una oportunidad para generar nuevos empleos, fomentar el emprendimiento senior y desarrollar una economía inclusiva e intergeneracional”, destaca la economista Camila Rivas, consultora en desarrollo social.
Tecnología y envejecimiento activo
Uno de los pilares de la economía plateada es la tecnología. Plataformas digitales de salud, domótica para hogares, aplicaciones móviles de monitoreo médico y redes de apoyo social en línea son herramientas clave para mejorar la autonomía y calidad de vida de los adultos mayores. Asimismo, la educación digital para este grupo es una prioridad para evitar brechas de exclusión.
Hacia una visión sostenible del envejecimiento
La economía plateada plantea un cambio de paradigma: entender que el envejecimiento no es sinónimo de dependencia, sino de experiencia, participación y valor económico. Los países que logren anticiparse con políticas públicas integrales, incentivos a la innovación y una visión inclusiva del desarrollo, podrán capitalizar esta transición demográfica a su favor.
En definitiva, el futuro no es solo joven: también es plateado. Y su impacto en la economía ya es una realidad que no puede ser ignorada.