La Generación Z, nacida en la era digital, parece tener una relación problemática con uno de los medios de comunicación más tradicionales: el teléfono. A pesar de crecer rodeados de smartphones y aplicaciones de mensajería, muchos jóvenes de esta generación sufren lo que se ha dado a conocer como telefobia, un síndrome que se caracteriza por el temor o la ansiedad al recibir o realizar llamadas telefónicas. Según una encuesta realizada por la plataforma de contratación Uswitch, el 23% de los jóvenes admite evitar completamente las llamadas telefónicas, lo que se está convirtiendo en un reto tanto personal como profesional.
La telefobia tiene profundas implicaciones en el desarrollo de la Generación Z, especialmente en el ámbito laboral. Como señala Casey Halloran, director ejecutivo de una agencia de viajes online, la dificultad de estos jóvenes para manejar las llamadas ha creado desafíos significativos en el lugar de trabajo.

A pesar de realizar diversas capacitaciones y contar con un psicólogo empresarial, Halloran indica que algunas compañías están considerando adoptar alternativas como los SMS y el WebChat para facilitar la comunicación con sus empleados más jóvenes. «Estamos casi a punto de rendirnos», afirma, reflejando la creciente frustración que sienten algunas empresas al enfrentarse a este fenómeno.
El miedo a la llamada telefónica parece estar relacionado con la aversión a la inmediatez y la falta de control sobre el mensaje. La Generación Z prefiere formas de comunicación más asincrónicas, como mensajes de texto o correos electrónicos, que les permiten reflexionar y estructurar su respuesta antes de interactuar.
Esta tendencia genera preocupaciones sobre las capacidades de estos jóvenes para adaptarse a las demandas de un entorno profesional que, a menudo, sigue necesitando la rapidez y eficacia que solo las llamadas telefónicas pueden proporcionar. Sin duda, la telefobia es un fenómeno que desafía las formas tradicionales de trabajo y comunicación en el mundo moderno.