Este año, el regreso a clases en Estados Unidos se está viendo marcado por un cambio radical en la gestión de la tecnología en las escuelas. Distritos escolares de todo el país están adoptando políticas que prohíben el uso de teléfonos inteligentes durante el horario escolar, implementando soluciones innovadoras como las bolsas con cerradura de Yondr, una startup fundada hace una década.
En Richardson High School en Texas, el profesor de historia Martin Russell ha notado una diferencia significativa en el comportamiento de sus estudiantes desde que se instauró la nueva política. Desde el primer timbre hasta el final del día, los 2.800 estudiantes de la escuela deben guardar sus teléfonos en bolsas de Yondr, que se sellan con imanes y se mantienen inaccesibles hasta el final del día escolar. Russell destaca cómo este cambio ha llevado a una mayor participación y enfoque por parte de los alumnos.
El Distrito Escolar Independiente de Richardson, que ha adoptado esta política junto con otras ocho escuelas del distrito, forma parte de un movimiento en expansión para limitar el uso de teléfonos inteligentes no solo en las aulas, sino en todos los espacios comunes de las escuelas. La tecnología detrás de estas medidas es una bolsa magnética patentada de 30 dólares, desarrollada por Yondr, que comenzó en San Francisco y ha evolucionado para atender a distritos escolares en todo el país.
La necesidad de restringir el uso de teléfonos inteligentes se ha vuelto más evidente a medida que las preocupaciones sobre la salud mental, el ciberacoso y la distracción en clase aumentan. Según datos de 2023, los adolescentes utilizan las redes sociales «casi constantemente», y la mayoría de los maestros reportan que los teléfonos son una distracción significativa en las aulas. Los estados como Florida, Luisiana e Indiana ya han implementado leyes que restringen el uso de teléfonos en las escuelas, y otras jurisdicciones están considerando medidas similares.
Graham Dugoni, fundador y CEO de Yondr, explica que el objetivo de su empresa es ofrecer a los estudiantes un tiempo libre de distracciones tecnológicas para que puedan concentrarse en su educación y desarrollo social. «La mejor manera de enseñar a los jóvenes a navegar en el mundo digital es darles al menos seis u ocho horas al día sin él», afirma Dugoni.
A pesar de algunos desafíos y críticas por parte de estudiantes y padres, Yondr ha visto un crecimiento significativo, con contratos en más de dos docenas de países y en todos los estados de EE.UU. La compañía ha sido fundamental en la transformación del entorno escolar, ayudando a implementar políticas que buscan equilibrar el uso de tecnología y la experiencia educativa.
Mientras las escuelas continúan adaptándose a estas nuevas normativas, el impacto de las bolsas Yondr está generando un cambio positivo en el ambiente escolar. En Richardson High School, el director Chris Choate señala que la transición ha sido sorprendentemente exitosa, con comentarios positivos de los estudiantes sobre la oportunidad de interactuar más entre ellos y menos con sus dispositivos.
La evolución de las políticas escolares y el uso de tecnologías como las bolsas Yondr podrían marcar el comienzo de una nueva era en la gestión del entorno educativo, enfocada en minimizar las distracciones y promover un aprendizaje más efectivo.