Las micro, pequeñas y medianas empresas (MIPYMES) enfrentan una brecha de productividad del 71%. Cerrar esta brecha podría representar un incremento del 10% en el Producto Interno Bruto (PIB) de las economías emergentes, y este objetivo podría alcanzarse a través de la colaboración con empresas grandes. Las MIPYMES que operan en el ámbito B2B suelen ser más productivas que aquellas enfocadas en B2C.
Un estudio reciente del McKinsey Global Institute (MGI) destaca la importancia de las MIPYMES en economías emergentes, donde contribuyen en promedio con el 49% del PIB y representan más del 75% de los empleos. En comparación, en economías avanzadas, las MIPYMES aportan un 54% del PIB y el 66% de los empleos.

Las MIPYMES juegan un rol fundamental en diversas industrias, siendo especialmente significativas en comercio, servicios profesionales, alojamiento, alimentos y transporte. Además, sectores como la manufactura, construcción y tecnología también dependen en gran medida de estas empresas para la creación de empleo.
A pesar de su importancia, las MIPYMES enfrentan un desafío considerable en términos de productividad en comparación con las grandes empresas. Reducir esta brecha de productividad podría generar un valor significativo para estos negocios y las economías en general. A nivel mundial, la brecha de productividad es de casi el 50%, cifra que aumenta a un 71% en las economías emergentes.
Reducir esta brecha en las economías emergentes podría equivaler a un incremento del 10% en su PIB, en comparación con el 5% de las economías avanzadas. Este potencial varía según el país y depende de la estructura industrial y los cuellos de botella específicos que deben superarse para alcanzar una estructura económica óptima.

¿Cómo Alcanzar Este Potencial de Productividad?
Las MIPYMES no operan en un vacío; su crecimiento depende de sus interacciones con otras empresas. Las MIPYMES B2B, que venden a otros negocios, tienden a ser más productivas que las B2C, que venden directamente a los consumidores. A nivel mundial, las MIPYMES B2B presentan una brecha de productividad un 40% menor en comparación con las grandes empresas que las MIPYMES B2C. Esto se debe tanto a un sesgo de selección, ya que los clientes empresariales tienen expectativas más altas, como al aprendizaje y desarrollo que resulta de trabajar con empresas más grandes.
Sectores con gran potencial en economías emergentes se benefician de la productividad de las grandes empresas locales. Establecer lazos comerciales con estas empresas grandes puede impulsar el desarrollo de las MIPYMES. En otros casos, donde tanto grandes como pequeñas empresas muestran un bajo desempeño, invertir en infraestructura y capacidades puede beneficiar a todas las empresas, independientemente de su tamaño.
En definitiva, las MIPYMES son y seguirán siendo una parte fundamental de las economías emergentes y del mundo. Abandonar la perspectiva de competencia y fomentar la colaboración entre empresas de diferentes tamaños puede generar un crecimiento sostenible e inclusivo para la economía global.