Las economías están deprimidas y muchos trabajos en riesgo. Frente a este panorama Adolfo Salume adopta estrategias de gestión para dinamizar el país.
El covid-19 cambió el rumbo de las economías mundiales y tanto los grandes empresarios como los medianos y microempresas, han ajustado sus procesos ante esta amenaza.
Algunos de los problemas que atraviesan en este momento, a pesar de estar en una primera Fase de reapertura, son la situación económica de los clientes y nuevos compradores, aerolíneas que no están operando, falta de liquidez, incertidumbre, baja demanda, suspensiones laborales y más.
Esta es la realidad del pequeño El Salvador, pero un gigante ante la adversidad, el cual se mantiene en una batalla no solo con la pandemia sino contra aquellas amenazas silenciosas que detienen el desarrollo.
Si bien, ciertos sectores se ven beneficiados como por ejemplo, farmacias, droguerías, alimentos, los costos se han disparado y se lucha por mantenerlos, mientras otros deben esperar las próximas aperturas.
Adolfo Salume dice haber adoptado estrategias de gestión especial para afrontar la crisis, como lo es el trabajo a distancia e interrelación a través de videollamadas, reducir costos, estructura, jornadas de trabajo, personal, atención al crédito y plazos, fortalecer los canales de ventas online y televentas e innovación digital.
El empresario señala que en la medida de lo posible, se trata de mantener un sano flujo financiero, es decir, la liquidez, indispensable para sostenerse en el tiempo y no menos importante es que entender la profundidad de la crisis para cuidar los recursos claves, desde el recurso humano, operatividad, hasta las relaciones con los proveedores y no perder el enfoque del mercado.