La mayor economía del mundo está en medio de una tormenta. Su crecimiento sufrió dos trimestres seguidos de contracción económica, algo catalogado como una «recesión técnica», aunque en muchos países es considerado una recesión con todas sus letras.
No es el caso de Estados Unidos, donde las autoridades están a la espera de otros datos para confirmar si la economía ha entrado realmente en un terreno recesivo, un escenario definido por muchos expertos estadounidenses como un descenso significativo de la actividad económica que se extiende por toda la economía y dura más de unos pocos meses.
El dato clave dado a conocer este jueves es que el Producto Interno Bruto (PIB) anualizado del país disminuyó 0,9% en el segundo trimestre, sumándose a la caída de 1,6% del primer trimestre. Así, con estos números en rojo, se borran de un las expectativas de que el país resistiría la caída a pesar de la actual desaceleración económica.
La inversión empresarial, el mercado inmobiliario y la construcción cayeron, el gasto de los consumidores se desaceleró y los ingresos bajaron (ajustados por inflación), según los datos publicados por el Departamento de Comercio estadounidense.
Estas señales aparecen en medio de una inflación récord de 9,1%, el mayor incremento en 40 años, un rápido aumento de las tasas de interés y la caída del crecimiento económico, un cóctel que sigue alentando la preocupación.
Desde su perspectiva, el reciente fortalecimiento del dólar estadounidense presenta riesgos para varias economías. Esto es particularmente cierto para América Latina, que tiene fuertes vínculos comerciales con Estados Unidos.
En ese sentido, sostuvo, las perspectivas económicas más débiles para Estados Unidos han aumentado la demanda de dólares como un refugio seguro, fortaleciendo aún más la moneda.
En el caso de los países latinoamericanos muy endeudados en la moneda estadounidense, el dólar más fuerte y las tasas de interés más altas «harán que los pagos de intereses de la deuda sean mucho más difíciles de resistir», explicó la economista.
Para José Luis de la Cruz, director del Instituto para el Desarrollo Industrial y Crecimiento Económico (IDIC) de México, lo más inquietante del escenario económico estadounidense es que el consumo interno se ha debilitado, como también la inversión privada.
De todos modos, dijo el economista en diálogo con BBC Mundo, «hay claroscuros» en el contexto actual, dado que la producción industrial ha seguido avanzando.
Sin embargo, en la medida que la economía de EE.UU. se debilita, los efectos están alcanzando a socios comerciales como China, México, Canadá y la Unión Europea, por el alto nivel de intercambio comercial.
«Se produce una ola expansiva donde el comercio exterior se ve afectado», comentó de la Cruz.
Otro canal de contagio o «factor de transmisión» hacia el exterior es el debilitamiento de los flujos de dinero que salen desde EE.UU.