El dinamismo económico que El Salvador experimenta en distintos rubros comienza a reflejarse con especial fuerza en la industria de la construcción, un sector clave para la inversión, el empleo y la actividad comercial del país. De acuerdo con proyecciones empresariales, el 2025 apunta a consolidarse como un año de expansión significativa, impulsado por la confianza del sector privado y el desarrollo de nuevos proyectos estratégicos.
El presidente de la Cámara Salvadoreña de la Construcción (Casalco), José Antonio Velásquez, señaló que las expectativas para el cierre de 2025 son particularmente favorables, anticipando un crecimiento que podría ubicarse entre el 25 % y el 30 %. Además, estimó que la inversión total rondará los $3,000 millones, una cifra que supera los niveles de años anteriores y confirma la aceleración que vive el rubro.
Velásquez enfatizó que este comportamiento no es casual, sino resultado de un entorno que ha fortalecido la percepción de estabilidad y viabilidad para nuevos capitales. Según explicó, alrededor del 80 % de la inversión proyectada proviene del sector privado, lo que demuestra —aseguró— la confianza empresarial en el rumbo del país y en las condiciones que permiten ejecutar proyectos de manera más ágil y con menor incertidumbre.

El impacto de esta expansión se extiende hacia diversos segmentos de la economía: la construcción dinamiza la compra de materiales, genera empleos directos e indirectos y estimula el movimiento comercial en diferentes regiones del país. Empresarios del rubro señalan que, de mantenerse esta tendencia, el sector contribuirá de manera más robusta al crecimiento del PIB y consolidará a la construcción como uno de los motores económicos de 2025.
En un contexto regional donde muchos mercados enfrentan ralentización, las proyecciones para El Salvador posicionan al sector como un punto clave para atraer capital, impulsar la actividad empresarial y fortalecer la competitividad económica del país.


