El Gusano Barrenador del Ganado (GBG), una plaga originada en Centroamérica, continúa siendo una amenaza significativa para el sector agropecuario de El Salvador, afectando la salud de animales y la productividad rural. Esta larva de la mosca Cochliomyia hominivorax provoca miasis, una enfermedad que deteriora la calidad de la producción lechera, la cría y la comercialización de carne, con pérdidas económicas millonarias para los productores.

Desde la detección del GBG en el país, las autoridades han implementado un plan integral de control, que incluye la inspección de más de 117,000 animales, tratamiento a casi 75,400 con medicamentos antiparasitarios y la realización de miles de visitas a fincas, mataderos y puntos de venta, para supervisar y contener la infestación. Además, se han establecido puestos de control en zonas fronterizas estratégicas para evitar la entrada y propagación del insecto.
La cooperación técnica con organismos internacionales como OIRSA e IICA ha sido clave para capacitar al personal en la elaboración de trampas atrayentes, que buscan capturar a las moscas adultas antes de que infecten a los animales. Esta estrategia preventiva, junto con campañas de desparasitación y capacitación a productores, ha logrado reducir la curva de contagios en bovinos, lo que representa un avance importante para la estabilidad del sector ganadero.
Asimismo, se han fortalecido los protocolos para garantizar que los tratamientos utilizados no comprometan la inocuidad de la leche y la carne, protegiendo así la cadena productiva y la confianza de los consumidores. La supervisión se ha extendido a farmacias veterinarias y subastas ganaderas, puntos clave en el comercio rural que pueden ser focos de infestación.

Este esfuerzo coordinado refleja la capacidad del país para enfrentar emergencias sanitarias con impacto económico, evidenciando un compromiso continuo para proteger un sector vital para la economía nacional y el bienestar rural. Aunque el riesgo persiste, las medidas aplicadas generan un impacto positivo que contribuye a mitigar las pérdidas y asegurar la sostenibilidad productiva.