Aunque tradicionalmente El Salvador se caracteriza por recibir un fuerte ingreso de remesas familiares desde el exterior, también existe un movimiento en sentido contrario: el dinero que los residentes del país envían a otros destinos en el mundo. De acuerdo con cifras del Banco Central de Reserva (BCR), en los primeros tres meses de 2025 salieron del país alrededor de $48.7 millones bajo este concepto.
El dato surge de un informe oficial obtenido mediante la Ley de Acceso a la Información Pública y detalla que la mayor parte de las transferencias se concentró en enero, mes que registró el monto más alto de todo el trimestre. Estas operaciones se efectuaron a través de bancos y plataformas de servicios financieros, contabilizando un total de 83,867 transacciones en ese período.
Sin embargo, el comportamiento de las remesas que salen de El Salvador muestra una tendencia a la baja. El monto registrado en el primer trimestre de este año fue casi una quinta parte menor que el reportado en 2024 para el mismo lapso. En términos absolutos, la reducción equivale a $11.9 millones menos, pues hace un año el flujo ascendió a $60.7 millones.
El análisis por países revela que algunos destinos tuvieron recortes mucho más marcados. Por ejemplo, Chipre experimentó una de las caídas más pronunciadas: mientras en 2024 había recibido $5,386 desde El Salvador, este año apenas sumó $337, una contracción equivalente al 93.7 %.
Algo similar ocurrió con otras naciones hacia las cuales los salvadoreños enviaron menos recursos en comparación con el año pasado. Entre ellas figuran Guyana, Estonia, Dominica, Israel, Namibia, Noruega, Burkina Faso, Uganda, Malí y Mozambique. En estos casos, la reducción osciló entre un 70 % y un 93 %, lo que refleja la magnitud del ajuste en ciertos corredores poco habituales.
Si bien el volumen de remesas enviadas desde El Salvador representa una fracción mínima frente a los más de $8,000 millones que el país recibe cada año del exterior, los datos confirman que existe un flujo constante de dinero que también sale, dirigido a familiares, negocios o compromisos financieros en el extranjero. El comportamiento a la baja durante 2025 abre interrogantes sobre la dinámica de estas transferencias y sus posibles implicaciones en el corto plazo.