SpaceX alcanzó un hito significativo en su programa espacial al recuperar el propulsor de su cohete Starship tras un vuelo de prueba de casi nueve minutos. El éxito de esta maniobra marca un paso decisivo hacia la reutilización del Super Heavy, el propulsor más potente del mundo.
En un movimiento asombroso, los brazos mecánicos de la torre de lanzamiento, apodados «los palillos», se cerraron sobre el propulsor antes de que tocara tierra en la plataforma de SpaceX en Texas, inmovilizándolo con precisión. La hazaña fue transmitida en vivo por la compañía y celebrada tanto por el equipo como por los espectadores. “Este es un día para los libros de historia de ingeniería”, declaró un portavoz de SpaceX durante la transmisión.
El multimillonario Elon Musk, fundador de la empresa, también expresó su satisfacción a través de su red social, X (anteriormente Twitter), al compartir: «La torre atrapó el cohete». Además, elogió el amerizaje exitoso de la parte superior del Starship en el océano Índico, cumpliendo ambos objetivos de la misión.

Un cohete histórico con miras al espacio profundo
El vuelo despegó puntualmente a las 07:25, hora local, desde las instalaciones de SpaceX en el sur de Texas. Este es el quinto vuelo de prueba de Starship, y el segundo en el que SpaceX consigue ambos objetivos: la captura del propulsor y el amerizaje en el océano. En junio, la compañía ya había logrado un amerizaje sin contratiempos en el Índico, lo que allanó el camino para la prueba de este domingo.
La meta de SpaceX es clara: reutilizar tanto el propulsor como la nave para abaratar y acelerar futuros lanzamientos. Este enfoque es fundamental para los planes de Musk de colonizar Marte, y la NASA sigue de cerca el desarrollo del Starship, dado que lo considera un componente clave para futuras misiones a la Luna.
El cohete Starship consta de dos partes: el propulsor Super Heavy, de unos 70 metros de altura, y la nave superior, que, en conjunto, alcanzan los 120 metros.
Desafíos y controversias en el camino
SpaceX ha trabajado intensamente en las mejoras del Starship, desde el perfeccionamiento del escudo térmico hasta la optimización de la infraestructura de captura. Sin embargo, no todo ha sido sencillo. En septiembre, la compañía criticó abiertamente la lentitud de la Administración Federal de Aviación (FAA) de EE. UU., que regula y autoriza los lanzamientos, alegando que «se tarda más en completar el papeleo que en diseñar y construir el hardware del cohete».
Además, la empresa enfrenta acusaciones de contaminación ambiental. Asociaciones ecologistas han señalado los daños causados a la fauna local debido al impacto de los lanzamientos, particularmente a las especies que habitan cerca de la base de SpaceX, ubicada junto a una reserva protegida.
A pesar de estos retos, el progreso técnico de SpaceX sigue avanzando rápidamente, con miras a llevar humanos a Marte y asegurar un futuro de exploración espacial más accesible y sostenible.