Después de más de dos años y medio de revisión, el gobierno de Canadá ha aprobado la ley C-11, que otorga a la Comisión Canadiense de Radio, Televisión y Telecomunicaciones (CRTC) amplia autoridad para regular gigantes tecnológicos como YouTube y TikTok, al igual que lo hacen con la radio y la televisión. La nueva ley tiene como objetivo apoyar el contenido cultural canadiense y evitar que las grandes empresas de streaming tengan el poder de difundir su contenido sin regulaciones.
La ley ha generado controversia y ha enfurecido a los influencers y plataformas como YouTube, quienes han expresado su preocupación de que la ley quitara el poder a los espectadores y pusiera a los creadores en manos de los burócratas. La popular autora Margaret Atwood ha comparado la ley con la censura soviética y algunos influencers canadienses han amenazado con mudarse a Estados Unidos.
Canadá ha lidiado durante mucho tiempo con la cuestión de cómo asegurar que el contenido local no se vea ahogado por la competencia estadounidense. Desde la década de 1970, la CRTC ha estado a cargo de regular a las emisoras, estableciendo cuotas para la cantidad mínima de contenido canadiense que debe reproducir una estación de radio o televisión. La nueva ley busca cerrar el vacío que las grandes empresas de streaming no cumplían con las mismas reglas de contenido canadiense.
El gobierno canadiense ha declarado que es hora de actualizar el sistema de transmisión en línea para reflejar cómo creamos, descubrimos y consumimos nuestra cultura en el siglo XXI. Aunque aún no está claro cómo serán las regulaciones finales, la ley ha provocado un fuerte debate en el país sobre cómo se debe proteger y promover el contenido cultural local.