Los países del G7 anunciaron este viernes que han alcanzado un acuerdo para fijar un tope al precio de productos derivados del petróleo ruso, entre ellos el diésel, como represalia al Gobierno de Vladímir Putin por la guerra en Ucrania.
El G7 acordó fijar el precio máximo de los productos «prémium», como el diésel, en 100 dólares por barril y en 45 dólares en el caso de otros derivados, de acuerdo con un comunicado conjunto.
Las nuevas medidas entrarán en vigor este domingo, según indicó en un comunicado el G7, integrado por Francia, Alemania, Reino Unido, Italia, Estados Unidos, Canadá y Japón.
El acuerdo contempla un periodo de gracia que permitirá excepciones para las transacciones que incluyan productos derivados del petróleo ruso que hayan sido cargados en buques de transporte antes de este domingo.
Los países de la Unión Europea, por su parte, también anunciaron este jueves un acuerdo para fijar topes al precio del diésel y otros derivados del petróleo ruso, en línea con lo que delimitó el G7.
El nuevo tope de precio llega poco más de un mes después de que tanto el G7 como la UE establecieran un tope máximo de 60 dólares por barril para el crudo ruso.
Con los topes al precio de los productos derivados del petróleo, el G7 busca evitar que Rusia se beneficie del conflicto en Ucrania, «apoyar la estabilidad en los mercados energéticos mundiales y minimizar los efectos económicos negativos» de la guerra en el este de Europa, detalló el comunicado.
La secretaria del Tesoro de EE.UU, Janet Yellen, celebró la medida en un comunicado y aseguró que ayudará a «limitar los ingresos rusos con los que financian la guerra ilegal».
Yellen aseguró que, desde que se anunció el acuerdo inicial en diciembre, ya se ha visto un «progreso».
«Funcionarios de alto rango del Gobierno ruso han admitido en múltiples ocasiones que el tope al precio del crudo ruso está cortando su principal fuente de ingresos», subrayó la encargada de la cartera del Tesoro.
Rusia ya advirtió este viernes que el embargo a las importaciones de derivados de crudo de su país por parte de la UE alterará aún más los mercados mundiales de hidrocarburos, aunque aseguró que, al menos de momento, no tiene previsto recortar la producción de sus refinerías.
En 2022 Rusia produjo 276 millones toneladas de derivados de crudo, un 3,5 % menos que el año anterior, según la agencia federal rusa de estadísticas, Rosstat.
En particular, la producción de gasolina aumentó en un 3,6 % y fue de 42,3 millones de toneladas, mientras que la de diésel creció un 5,4 % y totalizó 84,7 millones de toneladas.