La Administración del Patrimonio de la Sede Apostólica (APSA), entidad encargada de gestionar las inversiones y bienes inmuebles del Vaticano, reportó este lunes una ganancia de 62 millones de euros (alrededor de 63 millones de dólares) en el año fiscal 2024, un incremento de 16 millones en comparación con el año anterior y uno de los mejores resultados financieros registrados en los últimos años.
Del total de ganancias, la APSA destinó 46 millones de euros para cubrir los costos operativos de la Santa Sede, en medio de una prolongada crisis financiera que ha marcado la gestión del nuevo papa León XIV. Según el informe publicado, 10,5 millones de euros provinieron de rendimientos positivos en inversiones financieras, mientras que las utilidades generadas por el extenso portafolio inmobiliario del Vaticano se mantuvieron al mismo nivel que en 2023, alcanzando los 35 millones de euros.
A pesar del balance positivo, el Vaticano continúa enfrentando desafíos estructurales significativos. Desde hace años, opera con un déficit anual de entre 50 y 60 millones de euros, y el fondo de pensiones presenta un desbalance de aproximadamente 1.000 millones de euros, situación que representa uno de los mayores retos económicos para León XIV al inicio de su pontificado.

El papa León XIV, matemático nacido en Chicago y conocido por su habilidad con los números, ha mantenido una intensa agenda de reuniones con las distintas entidades financieras de la Santa Sede desde su elección. Su gestión apunta a encarar con firmeza las debilidades estructurales de las finanzas vaticanas.
El Vaticano posee actualmente 4.234 propiedades en Italia y unas 1.200 en ciudades clave como Londres, París, Ginebra y Lausana. Sin embargo, solo una quinta parte de estas propiedades se alquila a precios de mercado, mientras que el 70% se destina al uso interno de oficinas e instituciones eclesiásticas, y el 11% restante es arrendado a empleados del Vaticano con tarifas reducidas.
El informe de la APSA destaca que los ingresos inmobiliarios se vieron limitados por los elevados costos de mantenimiento, que en 2024 ascendieron a 3,8 millones de euros. A pesar del potencial de ingresos que representan los bienes inmuebles de la Santa Sede, la falta de fondos para inversiones en remodelación continúa siendo un obstáculo para mejorar su rentabilidad.
Analistas financieros han señalado reiteradamente que una estrategia de valorización de estas propiedades podría generar ingresos significativos, pero requeriría reformas profundas y una inyección de capital para realizar mejoras sustanciales.
Con estas cifras, la gestión económica de León XIV inicia con señales de optimismo, aunque aún enfrenta un camino complejo hacia la sostenibilidad financiera de la Iglesia.