El crecimiento sostenido del comercio electrónico en América Latina ha encontrado un fuerte aliado en la expansión de los métodos de pago digitales. Antes de la pandemia, el volumen de comercio electrónico en la región era de 70 millones de dólares, con proyecciones que apuntan a alcanzar los 354 millones de dólares para 2027. Este incremento se ve impulsado por la adopción de pagos sin efectivo, aunque la baja utilización de métodos bancarizados o digitales sigue representando un reto.
Según el informe «The Global Payment Report» de FIS, el uso de aplicaciones de cuenta a cuenta (A2A) ha crecido significativamente en los últimos cinco años, ofreciendo una alternativa competitiva a la banca tradicional. Ante este panorama, las entidades bancarias han optado por establecer alianzas estratégicas para atraer y retener clientes, especialmente en el segmento de la inclusión financiera en zonas rurales y comercios informales.
Iniciativas como Pix del Banco Central de Brasil y Transferencias 3.0 del Banco Central de Argentina han mostrado un éxito notable. En el caso de Pix, ha alcanzado 122 millones de usuarios activos, lo que representa el 57% de la población adulta de Brasil en sus primeros tres años de operación. Estos sistemas permiten realizar pagos y transferencias electrónicas instantáneas con costos reducidos, facilitando el acceso financiero y promoviendo el crecimiento del sector.

Las billeteras digitales también han experimentado una fuerte expansión en la región. Plataformas como Mercado Pago, RappiPay, PicPay, Nequi y Daviplata han ganado popularidad gracias a su facilidad de uso, seguridad y capacidad para almacenar información financiera de forma eficiente. Además, la estabilidad que ofrecen frente a la volatilidad monetaria ha incentivado su adopción, permitiendo a los usuarios realizar intercambios de divisas con costos mínimos o nulos.
El avance hacia una economía sin efectivo es cada vez más evidente. En Colombia, por ejemplo, la iniciativa Transfiya permite pagos de cuenta a cuenta con solo un teléfono celular. Asimismo, en Brasil, el uso de Pix ha reducido significativamente la dependencia del efectivo en las transacciones diarias.
El cambio en las preferencias de los consumidores también está redefiniendo el panorama financiero. Las tarjetas de crédito están perdiendo terreno frente a las billeteras digitales y los sistemas A2A. Según proyecciones del informe de FIS, en los próximos tres años, la participación de las billeteras virtuales en las compras en línea aumentará del 21% al 28%, mientras que los pagos A2A pasarán del 20% al 29%.
La transformación digital del sector financiero en América Latina plantea nuevos desafíos para la banca tradicional, que debe adaptarse a un mercado cada vez más inclinado hacia soluciones innovadoras, accesibles y eficientes para los consumidores. En este contexto, la colaboración entre fintechs y bancos podría marcar la diferencia en la inclusión financiera y en la evolución del ecosistema de pagos en la región.