La FIFA ha confirmado oficialmente que Arabia Saudita será el país anfitrión de la Copa Mundial de Fútbol de 2034, una decisión que, aunque esperada, ha desatado un torrente de preocupaciones a nivel internacional. Mientras que la candidatura conjunta de España, Portugal y Marruecos se hará cargo del torneo de 2030, Arabia Saudita ha sido seleccionada para albergar el mayor evento deportivo del mundo cuatro años después.

El Costo Humano del Mundial en Arabia Saudita
Human Rights Watch (HRW) ha sido uno de los principales críticos de esta designación, advirtiendo sobre un “costo humano inimaginable” asociado con la organización del torneo en el país del Golfo. Según HRW, las condiciones laborales de los trabajadores migrantes en Arabia Saudita, quienes desempeñarán un papel fundamental en la construcción de la infraestructura para el evento, son una de las principales preocupaciones. La organización denuncia el sistema de patrocinio «Kafala», que vincula a los empleados a un empleador específico, lo que facilita abusos como la confiscación de pasaportes, el trabajo forzado y la explotación laboral.
El informe de HRW también señala otras preocupaciones relacionadas con la libertad de expresión, los derechos de los grupos LGTBQ+ y el tratamiento de las mujeres, temas que, a pesar de algunas reformas recientes, continúan siendo problemáticos en el reino.
Una Estrategia de Diversificación Deportiva
La designación de Arabia Saudita como anfitrión no es un hecho aislado. Forma parte de una estrategia más amplia de la nación para diversificar su economía y aumentar su influencia a través del deporte, como parte de la «Saudi Vision 2030». A través de su Fondo de Inversión Pública (PIF), el gobierno saudí ha invertido miles de millones en deportes como el golf, el boxeo, los deportes electrónicos y la Fórmula 1, además de adquirir clubes de fútbol como el Newcastle United y atraer a estrellas como Cristiano Ronaldo, Karim Benzema y Neymar Jr. a su liga local.
Este enfoque se ha visto reflejado en la relación estrecha entre el príncipe heredero Mohammed bin Salman (MBS) y el presidente de la FIFA, Gianni Infantino, quien ha mostrado apoyo a las inversiones saudíes en el deporte. Organizar la Copa del Mundo en 2034 se presenta como la cúspide de este esfuerzo, con planes para renovar 11 estadios y construir 185,000 nuevas habitaciones de hotel, en un intento por posicionar a Arabia Saudita como una potencia global en el fútbol.

El Rol de la FIFA y las Preocupaciones por los Derechos Humanos
A pesar de las advertencias de grupos de derechos humanos, la FIFA ha categorizado el riesgo de los derechos humanos en la candidatura de Arabia Saudita como «medio». En su informe, la organización reconoce los avances en la Visión 2030, aunque señala que aún existen desafíos significativos, como el tratamiento de los trabajadores migrantes y las restricciones a la libertad de expresión.
No obstante, la FIFA también destaca el «gran potencial» de la Copa del Mundo para contribuir positivamente en el contexto de las reformas que busca implementar Arabia Saudita. La organización resaltó el compromiso demostrado por el país en su candidatura, lo que, en su opinión, podría generar un impacto positivo en el ámbito de los derechos humanos a largo plazo.
El Mundial de 2034 en Arabia Saudita será, sin duda, un torneo histórico, no solo por su magnitud deportiva, sino también por las controversias que lo acompañan. Mientras la FIFA celebra el potencial de la nación para albergar el evento, los grupos de derechos humanos insisten en que el costo humano de este Mundial podría ser mucho más elevado de lo que algunos están dispuestos a aceptar.