América Latina y el Caribe han registrado un crecimiento del PIB per cápita cercano a cero entre 2014 y 2024, según Tomás Lopes-Teixeira, representante del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) en Perú. Este estancamiento, afirmó, es resultado de la falta o el fracaso de las políticas de desarrollo productivo en la región.
Durante su participación en la segunda mesa de debate del seminario de alto nivel organizado por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), Lopes-Teixeira destacó que la región no solo enfrenta desafíos económicos, sino que también es una de las más afectadas por la polarización política. Según el representante del BID, aunque existen casos exitosos de políticas productivas en la región, estas han tenido dificultades para ajustarse a las demandas actuales.

El desafío de la tecnología y la informalidad
Uno de los principales retos señalados por Lopes-Teixeira es la falta de inversión temprana en tecnología, un factor clave para el desarrollo productivo. Enfatizó la importancia de tener al «talento emprendedor como eje central» de las estrategias de crecimiento. Sin embargo, señaló que la informalidad de las pequeñas y medianas empresas (pymes) dificulta la integración de tecnologías avanzadas en sus procesos productivos, lo que limita su competitividad y capacidad de crecimiento.
Una oportunidad histórica: la revolución tecnológica
A pesar de los desafíos, Lopes-Teixeira identificó una oportunidad clave para la región: aprovechar la revolución tecnológica actual. Según el representante del BID, es crucial que los países latinoamericanos elijan las tecnologías que mejor se adapten a sus necesidades productivas, lo que permitiría impulsar la innovación, crear empleos de calidad y generar movilidad social.
Lopes-Teixeira también destacó que, en décadas pasadas, la industrialización era una fuente importante de empleo en la región, pero ahora el foco debe dirigirse hacia sectores relacionados con la innovación y la tecnología. Las políticas de desarrollo productivo, concluyó, deben evolucionar para adaptarse a las nuevas realidades de las cadenas globales de valor y aprovechar plenamente el potencial de la transformación digital.
Este llamado a la acción busca que América Latina y el Caribe adopten medidas concretas para fomentar un crecimiento económico más inclusivo, sostenido y sostenible en el futuro.