Durante décadas, el nombre de Bill Gates fue sinónimo de fortuna ilimitada en Estados Unidos. Desde 1991, el cofundador de Microsoft figuró año tras año entre los dos primeros lugares de la lista Forbes 400, consolidándose como uno de los hombres más ricos del planeta. Sin embargo, en 2025, un cambio histórico marca un nuevo capítulo: Gates ya no está entre las diez personas más acaudaladas de su país.
Actualmente, ocupa el puesto número 14, justo detrás de Mike Bloomberg y por delante de Alice Walton, heredera de Walmart y considerada la mujer más rica del mundo. Pese a este descenso, su patrimonio sigue siendo impresionante: Forbes calcula que posee 107 mil millones de dólares, la misma cifra que hace un año. Entonces, ¿por qué la caída en el ranking? La respuesta está en su propia filosofía: Gates está decidido a “empobrecerse” mediante la filantropía.

En mayo de este año, Gates anunció que planea donar el 99% de su fortuna restante a la Fundación Bill y Melinda Gates durante las próximas dos décadas. La iniciativa contempla donaciones millonarias anuales, aunque variables según el comportamiento de los mercados. Hasta ahora, se estima que ha contribuido con 7 mil millones de dólares desde el último listado Forbes 400. Este compromiso refleja su visión: convertir su riqueza en un motor de impacto social, centrado en la erradicación de enfermedades prevenibles y la mejora de la salud infantil a nivel global.
La disminución de su fortuna en los rankings no es casualidad. Comenzó tras su divorcio en 2021, que derivó en la transferencia de 12.5 mil millones de dólares a Melinda French Gates para sus proyectos filantrópicos, y en total, 29 mil millones de dólares en activos pasaron a su exesposa como parte del acuerdo. Aun así, Gates mantiene el control de su fundación y continúa fijando objetivos ambiciosos, como eliminar la mortalidad prevenible en madres y niños, erradicar la poliomielitis y combatir la malaria.
Mientras algunos ven en la caída de Gates en la lista Forbes 400 un signo de pérdida, él la considera un éxito. Cada dólar donado representa un paso más hacia su visión de un mundo más saludable y equitativo. A sus casi 70 años, Bill Gates demuestra que la verdadera riqueza no se mide solo en dinero, sino en el legado que se deja.