La rumiación mental, esa repetición constante de problemas pasados, discusiones o remordimientos, puede convertirse en un círculo vicioso de pensamientos negativos. A diferencia de la preocupación, que se centra en eventos futuros, la rumiación nos sumerge en el dolor del pasado, impidiéndonos avanzar hacia una mentalidad positiva.
Según Nora Taboada, coach ejecutiva y autora del libro «Felicidad Activa», nuestros hábitos mentales influyen directamente en nuestra felicidad y perspectiva de vida. La rumiación nos roba la capacidad de ser personas positivas, dejándonos sentir indefensos y agotados.
Para contrarrestar este hábito pernicioso, Taboada ofrece consejos prácticos:
- Meditación: Esta práctica puede ayudar a romper los ciclos de rumiación al centrar nuestros pensamientos y apagar el «disco rayado» de la mente. Ya sea mediante clases presenciales, meditación en casa o el uso de aplicaciones especializadas, la meditación guiada ofrece una herramienta poderosa y accesible para detener la rumiación.
- Tomar acción: En lugar de obsesionarse con un problema, es útil tomar pequeños pasos hacia su resolución. Esto puede implicar agendar y planificar cuándo y cómo abordar el problema. El desarrollo de un plan de acción proporciona una sensación de control y empoderamiento, contrarrestando así la sensación de indefensión que acompaña a la rumiación.
- Cultivar la autoestima: Escribir una lista de los diferentes roles que desempeñamos en la vida y enumerar nuestras fortalezas en cada uno puede ayudar a contrarrestar los efectos negativos de la rumiación. Recordar nuestras habilidades y logros en diferentes áreas de nuestra vida nos ayuda a mantener una perspectiva equilibrada y positiva.
Combatir la rumiación mental requiere práctica y perseverancia, pero con estas estrategias, podemos liberarnos del ciclo de pensamientos negativos y cultivar una mente más positiva y productiva.