La caficultura salvadoreña inicia la temporada 2025/26 con perspectivas alentadoras, tras registrar un aumento proyectado del 13% respecto al ciclo anterior. Después de cerrar la campaña 2024/25 con 858,542 quintales oro-uva, el nuevo pronóstico evidencia una recuperación significativa, que no se observaba en varios años, con un margen de error estimado de apenas 5%, lo que refleja estabilidad en las condiciones agrícolas y climáticas del país.
Este crecimiento representa una oportunidad estratégica para fortalecer la competitividad del sector. Según expertos, las fincas que han apostado por la diversificación varietal y la implementación de prácticas de manejo sostenible son las que presentan mayor resiliencia y productividad. Además, el alza sostenida de los precios internacionales del café ofrece un escenario favorable para mejorar la rentabilidad de los productores, siempre y cuando se mantenga un enfoque en la calidad del grano, desde la cosecha hasta la exportación.

El impacto económico va más allá de las fincas: el repunte de la producción podría dinamizar la economía local, generar empleos temporales en recolección y procesamiento, y fortalecer la cadena de valor del café, incluyendo exportadores, tostadores y comercializadores. Asimismo, se abre la posibilidad de atraer inversión en tecnología agrícola, renovación de cafetales y certificaciones de sostenibilidad que aumenten el valor del producto en mercados internacionales.
El Gobierno, gremiales y cooperativas interpretan este repunte como un punto de inflexión para la industria. Sin embargo, advierten que el verdadero desafío radica en transformar este aumento puntual en un crecimiento sostenido que permita recuperar áreas abandonadas, fomentar la incorporación de jóvenes productores y asegurar la continuidad de la caficultura como motor económico estratégico del país.
Con la mirada puesta en la calidad, la innovación y la sostenibilidad, la caficultura salvadoreña enfrenta una temporada con grandes expectativas que podrían consolidar su posición en el mercado internacional, al mismo tiempo que fortalece la economía rural y contribuye al desarrollo socioeconómico de El Salvador.


