El empresario aterrizó en 1993 en Chile desde Ecuador, con el propósito de consolidarse en el competitivo mercado de las frutas de importación logrando un destacado ascenso en la industria.
En 2021 y con más de 100 millones de toneladas métricas, el plátano fue la fruta más producida a nivel mundial. Y es que gracias a sus características, es una alternativa saludable y fuente de minerales como magnesio, hierro o potasio, importantes para el funcionamiento de la musculatura o para mantener estabilizada la presión arterial, entre otros beneficios.
Según datos de la Encuesta Nacional de Consumo Alimentario, el plátano es la fruta con mayor proporción de consumo en Chile, con un 70,4%. O sea, es la fruta más consumida por los chilenos. Pese a que es una fruta que no se produce ni cultiva en suelo local y debe ser importada desde otros países, principalmente Ecuador.
Frente a la adversidad de contar con un negocio altamente competitivo, con un producto extremadamente popular y con la desventaja de un país que no puede cultivar, Gabriel Massuh Isaías vio la oportunidad perfecta para emprender y desarrollar lo que mejor se le da: los negocios. “Yo había terminado hace muy poco de estudiar y me aventuré a venir a este país porque sabía que tenía un potencial muy alto para emprender”, afirma Massuh.
Hoy, gran parte del consumo de plátano en Chile es producto de la importación de Bagno, empresa líder en el rubro fundada por Gabriel Massuh.
UNA HISTORIA DE ESFUERZO Y ÉXITO
Nacido en Guayaquil, Massuh Isaías creció entre la tierra y sus frutos. Hijo de un agricultor, descubrió entre arrozales el valor del esfuerzo, la disciplina y sobre todo, la recompensa del suelo. Con esa idea en mente, decidió que dedicaría su vida a trabajar por un mundo más saludable y sustentable, con la fruta como motor.
Tras llegar en 1993 a Chile, el empresario chileno-ecuatoriano fundó Bagno, empresa líder en el mercado de la fruta y la exportación de bananos desde Ecuador a diversos países e importando y distribuyendo en Chile otros tipos de frutas en todo el territorio nacional.
Pero el largo camino al éxito de Massuh Isaías no comenzó de la nada. Con 23 años y después de estudiar Agronomía en la Cornell University y finalmente Negocios en Florida, tomó la decisión de emprender y radicarse en Chile, con una idea visionaria sobre el rubro de la importación y pensando siempre en la posición ventajosa de su tierra natal, Ecuador, como actor principal en el negocio del plátano.
Tras fundar una pequeña importadora, el empresario se enfrentó a una serie de obstáculos por su juventud y la idea de formar un negocio en el extranjero, con mucha competencia y logística.
“Al principio, enfrenté muchas dudas y desafíos. Ser joven y emprendedor en un nuevo país no era fácil. Tenía que probar constantemente mi valor y capacidades en un mercado dominado por figuras más experimentadas”, reflexiona Massuh sobre sus primeros pasos.
Con el paso del tiempo, Bagno se convirtió en una empresa en ascenso y se consolidó en un competitivo mercado como una marca innovadora y sustentable, generando confianza y autoridad en la importación de frutas. ¿La clave? No cualquier fruta, sino que frutas con carácter, sabor, aroma y frescura, como el plátano o los cítricos, que simbolizan la diversidad y riqueza del suelo latinoamericano.
CAÍDAS Y APRENDIZAJES
Sin embargo, Massuh Isaías tuvo que enfrentarse a diversas adversidades a lo largo de su carrera, desde sus jóvenes inicios donde su edad se convirtió en una fuente de prejuicios, hasta alcanzar el éxito en un mercado feroz y competitivo, pasando por errores, caídas y crisis.
Superando todos esos obstáculos, el empresario logró formar un imperio frutal y al día de hoy domina el mercado chileno y latinoamericano. Pero Massuh no olvida los tiempos difíciles: en 2008 vivió de cerca la crisis financiera, una de las peores recesiones económicas de la historia y que afectó a todo el mundo con graves y diversas consecuencias sociales y políticas.
Ante este escenario adverso, la falta de liquidez de los mercados y la tensión social hicieron que diferentes bancos quebraran y que la economía se viera mermada e inactiva.
Para Gabriel, fue un período oscuro justo cuando la empresa comenzaba a consolidarse: “La crisis financiera de 2008 fue un momento decisivo. Nos obligó a repensar y adaptar nuestra estrategia. Fue entonces cuando decidimos diversificar nuestra oferta de productos, lo que resultó ser una jugada maestra para nuestra supervivencia y crecimiento”, comenta con orgullo.