La era del cable tradicional está llegando a su fin, y con ello, los equipos deportivos más destacados de la NBA, NHL y MLB se ven obligados a ser creativos en la gestión de sus derechos de transmisión. Ante el declive de los acuerdos con las redes deportivas regionales (RSN), un puñado de proveedores de tecnología de transmisión, como Kiswe y Viewlift, están compitiendo ferozmente por convertirse en actores clave en este cambio de paradigma.
Un claro ejemplo de esta transformación es el Utah Jazz. Tras más de tres décadas transmitiendo sus partidos a través de AT&T SportsNet Rocky Mountain, el equipo se vio obligado a buscar un nuevo socio tras el anuncio de despidos masivos y cierre de la cadena en octubre del año pasado.
Fue entonces cuando el Jazz, uno de los equipos más valiosos de la NBA, se unió a la creciente tendencia de “streaming and beam” (transmisión y emisión). La iniciativa permitió que partidos fueran transmitidos por cualquier estación de televisión abierta en el mercado de Salt Lake City, pero el verdadero desafío residió en ofrecer una transmisión en vivo vía streaming, algo que requería una rápida solución.
“Necesitábamos expertos en el sector. No estábamos preparados para hacerlo todo nosotros solos”, comentó Jim Olson, presidente del Jazz. La solución llegó de la mano de Kiswe, un proveedor de tecnología que ayudó a lanzar Jazz+, el servicio de streaming directo al consumidor del equipo. La plataforma ofrece transmisiones personalizadas, seguimiento de datos en tiempo real y compatibilidad con una amplia variedad de dispositivos, adaptándose a las necesidades de los fanáticos.
Este modelo de transmisión digital está siendo adoptado por varios equipos de la NBA, NHL y MLB, especialmente después de que 18 redes regionales de la NBA se declararan inactivas o en quiebra. A pesar de que gigantes tecnológicos como Apple y Amazon se mantienen al margen por ahora, pequeñas empresas como Kiswe, Viewlift, Deltatre y Endeavor Streaming están luchando por capturar una porción del mercado.
El servicio de streaming del Jazz, Jazz+, ha tenido un inicio modesto, con 21.159 suscriptores en su primer año y una generación de ingresos de más de 3 millones de dólares. Aunque esta cifra no se acerca a los ingresos generados por los acuerdos tradicionales con las RSN, los equipos creen que una mayor exposición digital atraerá nuevos anunciantes, productos y ventas de entradas.
Además, los equipos ahora tienen acceso a datos valiosos sobre sus seguidores, lo que les permite personalizar ofertas y aumentar su base de clientes. Esta «intimidad digital», como la llama Sweldens de Kiswe, ofrece un nuevo horizonte de oportunidades de negocio.
No obstante, el modelo de streaming sigue siendo una apuesta incierta. Los acuerdos con proveedores como Kiswe y Viewlift ofrecen garantías mínimas, pero los equipos no están logrando cubrir el déficit generado por la caída de los acuerdos con el cable tradicional. Los expertos señalan que la expansión de las plataformas de streaming podría ser el futuro, pero no será un camino fácil.
Mientras tanto, el comisionado de la MLB, Rob Manfred, está impulsando la idea de agrupar a varios equipos en un producto de streaming nacional, lo que podría limitar el espacio para los socios tecnológicos. En este escenario de incertidumbre, las grandes compañías tecnológicas podrían cambiar el rumbo de la industria, mientras que los jugadores actuales, como Diamond Sports Group, intentan mantenerse a flote con nuevas alianzas.
Lo que está claro es que la era del cable está llegando a su fin, y el futuro de los deportes en vivo podría estar en manos de nuevas plataformas digitales, capaces de ofrecer a los fanáticos una experiencia de transmisión más personalizada y accesible.