El uso de insumos orgánicos en la agricultura puede incrementar la producción de granos básicos y hortalizas entre un 10% y un 20%, según estimaciones de la Mesa por la Soberanía Alimentaria (MpSA). Foliares, fungicidas, fertilizantes y repelentes orgánicos no solo igualan la eficacia de los agroquímicos convencionales, sino que también evitan el deterioro de la fertilidad del suelo.
Transición hacia lo orgánico: un proceso de desintoxicación
Silverio Morales, miembro de la MpSA y productor de Nahuizalco, explicó que la transición de productos agrotóxicos a orgánicos implica un período de desintoxicación del suelo, durante el cual la producción inicial puede disminuir. Este proceso puede extenderse de cuatro a seis años, pero se puede reducir a un año si se usa fertilizante granulado desde el inicio.
“Hay una estrategia utilizando camas con fertilizante granulado. Se pone una capa de ese fertilizante y, con ello, la tierra se desintoxica rápidamente”, explicó Morales. Las hojas de teberinto también se utilizan para acelerar este proceso natural de recuperación de la fertilidad del suelo.

Ahorro significativo y producción local
Uno de los principales beneficios de los insumos orgánicos es su costo. Pueden ser hasta un 75% más baratos que los agroquímicos industriales. Por ejemplo, una cubeta de foliar de cinco galones hecha con insumos locales cuesta entre $5 y $10, mientras que la versión comercial oscila entre $20 y $50.
Morales señaló que estos insumos se elaboran con materiales disponibles en las comunidades, lo que no solo reduce costos, sino que también fortalece la autosuficiencia de los productores. La comunidad de Nahuizalco, por ejemplo, fabrica y comercializa insumos orgánicos para cooperativas agrícolas y organiza talleres de capacitación para otros productores.
¿Cómo se elaboran los insumos orgánicos?
El foliar, uno de los insumos esenciales, se produce a partir de bambú. El fungicida se elabora con papaya, y el repelente de insectos se prepara con una mezcla de ajo, espinaca y chile.
El fertilizante orgánico requiere una combinación de sulfato, cobre, potasio, mineral, fósforo, nitrógeno, estiércol fresco de res y dulce de panela. Por su parte, el fertilizante granulado se fabrica con tierra negra, cenizas, cal, madera, hojarascas de frijol, excremento de res y cascarilla de arroz o café.
“Cada 24 horas se le da vuelta a la mezcla y, tras 30 o 40 días, la mayoría de los elementos están descompuestos y listos para su uso”, señaló Morales. Para los insumos líquidos, la mezcla de ingredientes se puede hervir para acelerar el proceso, o dejar en infusión durante ocho días.
Soberanía alimentaria y sostenibilidad
La producción de insumos orgánicos no solo reduce la dependencia de los agroquímicos importados, sino que también fomenta la sostenibilidad agrícola y la protección del medio ambiente. La MpSA sigue promoviendo la adopción de estas técnicas en las comunidades rurales de El Salvador, con la visión de fortalecer la soberanía alimentaria y la salud de los suelos agrícolas.
Esta transición hacia la agricultura orgánica representa un paso estratégico para enfrentar el alza de precios de los fertilizantes industriales, a la vez que se protege la biodiversidad y se asegura la producción sostenible de alimentos.