El telescopio espacial James Webb (JWST) de la NASA ha capturado una imagen asombrosa que ofrece una visión única sobre cómo se formó nuestra galaxia. En una de sus observaciones más recientes, el telescopio reveló la imagen de una galaxia distante, llamada Firefly Sparkle (Brillo de Luciérnagas), que podría ofrecer pistas clave sobre los primeros momentos del universo. Esta imagen muestra un conjunto de diez cúmulos estelares de diferentes colores, que en palabras de la profesora Catherine Heymans, del Observatorio Real de Escocia, se asemejan a «luces navideñas brillando» en el cosmos.
Firefly Sparkle está situada a más de 13.000 millones de años luz de distancia y se cree que su luz proviene de poco después de la creación del universo. Este descubrimiento ha sido descrito como «magnífico y científicamente importante», ya que proporciona una de las primeras imágenes de cómo las estrellas se agrupan para formar una galaxia, similar a nuestra Vía Láctea, durante las primeras etapas de su existencia. Este proceso, que normalmente no es observable en las galaxias actuales, se está presenciando por primera vez gracias al poder del JWST.
Los cúmulos estelares que componen la galaxia varían en color, lo que indica que se encuentran en diferentes fases de formación. En este entorno temprano, las estrellas nacen, otras mueren y una gran cantidad de gas y polvo rodean el proceso, lo que da lugar a los hermosos colores observados en la imagen.
Lo más fascinante es que este hallazgo fue posible gracias a un fenómeno cósmico llamado «lente gravitacional». Un cúmulo de galaxias entre Firefly Sparkle y el telescopio distorsionó el espacio-tiempo, actuando como una lupa gigantesca que permitió a los astrónomos observar la galaxia con un nivel de detalle sin precedentes.
La Dra. Lamiya Mowla, codirectora de la investigación, expresó la magnitud de este hallazgo, destacando que es la primera vez que los científicos pueden ver cómo se forman las primeras galaxias «ladrillo a ladrillo». Para los investigadores, este descubrimiento no solo tiene un valor científico incalculable, sino que también aporta un toque «festivo» al observatorio cósmico, evocando imágenes de luces navideñas en el vasto universo.
El telescopio James Webb continúa demostrando su capacidad para desvelar los misterios más profundos del cosmos, proporcionando a la humanidad una ventana al pasado, tan remota como asombrosa.