Elon Musk, conocido por sus férreos comentarios sobre el gasto público y la eficiencia gubernamental, ha llevado a cabo una cruzada contra el uso del dinero de los contribuyentes. El CEO de Tesla y SpaceX, entre otras empresas, ha sido vocal sobre la necesidad de reducir el déficit fiscal de los Estados Unidos, asegurando que el país se enfrenta a «graves problemas» si no se toman medidas al respecto. Sin embargo, a pesar de sus críticas al despilfarro gubernamental, los contribuyentes estadounidenses siguen siendo una fuente significativa de financiación para sus empresas, con miles de millones de dólares provenientes de contratos federales.
Según un análisis realizado por The Independent, el Gobierno de los EE. UU. ha prometido o concedido casi 21.000 millones de dólares a las empresas de Musk desde 2008, una cifra que sigue aumentando. El 17 de febrero, por ejemplo, se anunciaron otros 76,7 millones de dólares destinados a SpaceX y Tesla, sumando aún más al total de dinero público que estas compañías han recibido. El mismo Musk, que se describe como un defensor de la eficiencia del gasto público, ha recibido una gran parte de estos fondos a través de contratos federales que han financiado proyectos clave como el envío de misiones a la Luna y la expansión de la infraestructura de vehículos eléctricos en los EE. UU.

El mayor beneficiario de estos fondos es SpaceX, la empresa de exploración espacial que Musk fundó en 2002 con el objetivo de reducir los costos de acceso al espacio. A través de su colaboración con la NASA y otros organismos gubernamentales, SpaceX ha obtenido contratos federales multimillonarios. Estos fondos están destinados principalmente a la investigación y desarrollo de cohetes reutilizables, el lanzamiento de satélites y, especialmente, el programa Artemis de la NASA, que tiene como objetivo llevar a los humanos nuevamente a la Luna en los próximos años.
De acuerdo con los datos disponibles en USASpending.gov, una base de datos pública que ofrece información detallada sobre los contratos federales, la forma más habitual de medir estos acuerdos es observando el importe total que el gobierno se compromete a pagar por contrato. En el caso de SpaceX, esto incluye tanto contratos para el desarrollo de tecnología espacial como para misiones de lanzamiento, que en conjunto suman miles de millones de dólares.
Si bien Musk ha expresado su preocupación por el gasto público, sus empresas continúan recibiendo un flujo constante de fondos federales, lo que plantea la pregunta de hasta qué punto las críticas al gasto del gobierno son consistentes con el éxito de sus negocios financiados por el mismo erario público que él critica. El Gobierno de los EE. UU., por su parte, justifica estos gastos al considerar que los proyectos financiados con fondos públicos, como la exploración espacial y la transición energética hacia vehículos eléctricos, son esenciales para el futuro tecnológico y económico del país.
A pesar de las críticas y los elogios que Musk genera, está claro que sus empresas continúan siendo grandes beneficiarias del apoyo financiero del gobierno estadounidense, recibiendo miles de millones de dólares de los contribuyentes en nombre de la innovación y el progreso.