La icónica marca italiana Ferrari está experimentando un cambio significativo en el perfil de sus clientes, con un creciente número de compradores pertenecientes a las generaciones millennial y Z. Este fenómeno, denominado la «Gran Transferencia de Riqueza», está redefiniendo el mercado de los coches de lujo.
Tradicionalmente, los propietarios de Ferrari han sido empresarios veteranos, coleccionistas y aficionados del automovilismo con años de experiencia y un alto poder adquisitivo. Sin embargo, las tendencias han cambiado. Según Benedetto Vigna, director ejecutivo de Ferrari, los millennials y la Generación Z ya representan el 40% de los nuevos compradores de la marca, un incremento notable en comparación con el 30% registrado en 2023.

«Estamos viendo un gran interés por parte de clientes más jóvenes», señaló Vigna en declaraciones recogidas por CNBC. Este cambio demográfico es una tendencia global que ha impactado la estrategia comercial de Ferrari y de otras marcas de lujo, que ahora deben adaptarse a las nuevas expectativas y hábitos de consumo de los jóvenes millonarios.
El auge de las redes sociales y la creciente presencia de influencers y celebridades jóvenes con estilos de vida ostentosos han jugado un papel clave en este fenómeno. Las plataformas digitales han servido como escaparate para estos vehículos exclusivos, generando aspiraciones en nuevas generaciones de consumidores con alto poder adquisitivo.
Además, la transferencia intergeneracional de riqueza está permitiendo que los herederos de grandes fortunas accedan a productos de lujo desde una edad más temprana. Según estimaciones de la industria, trillones de dólares pasarán de los baby boomers a sus descendientes en las próximas décadas, facilitando este cambio en el mercado.

A pesar de la llegada de clientes más jóvenes, Ferrari sigue manteniendo su exclusividad y prestigio. La empresa ha sido cuidadosa en preservar su imagen, asegurándose de que la marca continúe siendo sinónimo de lujo y sofisticación.
Con este relevo generacional, Ferrari no solo asegura su permanencia en el mercado de coches de alta gama, sino que también marca un precedente en la evolución de la industria del lujo, donde las nuevas generaciones imponen su estilo y redefinen los estándares de consumo.