La aerolínea de bajo costo Spirit Airlines, con operaciones en El Salvador, está evaluando acogerse al capítulo 11 de la ley de quiebras de Estados Unidos, según informó The Wall Street Journal el pasado jueves. La medida surge después del fracaso de su compra por parte de JetBlue Airways, su principal competidora.
Spirit, con sede en Fort Lauderdale, Florida, se encuentra en negociaciones con sus acreedores para definir un posible acuerdo de reestructuración de deudas. De acuerdo con el diario, la compañía enfrenta una deuda superior a los $3,000 millones y tiene la obligación de refinanciar más de $1,100 millones en bonos que vencen en 2025, con un primer plazo para el 31 de octubre de 2024.
La posibilidad de acogerse al capítulo 11 permitiría que Spirit continúe operando mientras reorganiza su pasivo financiero, una estrategia comúnmente utilizada por empresas en crisis. Esta noticia provocó una caída en sus acciones de más del 26 % en Wall Street el viernes pasado, cotizándose en $1.66 por acción.
En marzo de este año, JetBlue anunció que renunciaba a su oferta de compra por $3,800 millones debido a una decisión judicial desfavorable emitida tras la intervención del Departamento de Justicia de EE. UU. La fusión habría creado la quinta mayor aerolínea del país.
Operaciones en El Salvador
En el contexto salvadoreño, la Comisión Ejecutiva Portuaria Autónoma (CEPA) reportó que Spirit Airlines es la sexta aerolínea con mayor actividad en el Aeropuerto Internacional de El Salvador, con una participación del 4.6 % en las operaciones del año 2023. En el segmento de aerolíneas de bajo costo, ocupa el segundo lugar, solo superada por Volaris El Salvador.
Durante el año pasado, Spirit movilizó más de 170,400 pasajeros en rutas de entrada y salida del país. Esta situación deja en incertidumbre a los usuarios que regularmente utilizan sus servicios, así como a los mercados donde la aerolínea tiene una significativa presencia