Tras asumir el poder en 2019 con una amplia victoria que rompió con el bipartidismo tradicional, Nayib Bukele inició un periodo marcado por altos niveles de respaldo ciudadano y un enfoque comunicacional fuerte en plataformas digitales. A seis años de gestión, el gobierno enfrenta un panorama mixto en cuanto a percepción ciudadana.
Recientemente reelegido en un proceso calificado como inconstitucional por algunos sectores, el oficialismo mantiene una posición dominante en la política nacional. Su administración se ha caracterizado por un estilo confrontativo, un régimen de excepción prolongado y la implementación de políticas poco convencionales como el uso del bitcóin.
En este contexto, la más reciente encuesta de LPG dio como resultado un cambio en la aprobación de su gestión, con logros ampliamente reconocidos, pero también con críticas que se han intensificado con el tiempo.
El gobierno mantiene niveles elevados de aprobación, sobre todo en el área de seguridad, que el 88.5 % de los salvadoreños identifica como su principal logro. La reducción de la violencia y el combate a las pandillas figuran como los avances más significativos, respaldados por una percepción generalizada de que las promesas hechas durante la campaña están siendo cumplidas. No obstante, este respaldo ha disminuido ligeramente: del 66.7 % que así lo creía en evaluaciones anteriores, ahora se registra un 62.6 %.
En contraste, la economía representa el mayor desafío para la actual administración. Solo un 26 % de la población considera que el gobierno ha contribuido a resolver los problemas económicos del país, mientras que un 47.8 % cree que no ha habido mejoras, y otro tanto piensa que los avances han sido parciales. Entre los aspectos más señalados como fracasos destacan el encarecimiento de la canasta básica, la falta de empleo y la percepción de poca efectividad en medidas como el uso del bitcóin. Esta preocupación por la situación económica ha sido constante y se ha intensificado con los años.
A pesar de las críticas, la imagen del gobierno sigue siendo sólida, aunque con señales de desgaste. El porcentaje de personas que lo aprueban “mucho” bajó de 61.1 % a 50.2 %, mientras que la desaprobación fuerte creció levemente. Además, el respaldo se modera especialmente entre los sectores con mayor nivel educativo y poder adquisitivo. Aunque sigue siendo una de las administraciones con mayor aprobación en la historia reciente del país, los datos muestran que la ciudadanía comienza a exigir más y a evaluar con mayor rigurosidad los resultados de la gestión pública.