El sector azucarero salvadoreño inicia la zafra 2025-2026 bajo un ambiente de marcada incertidumbre económica, luego de que los precios internacionales del azúcar registraran una nueva caída que los ubica en su nivel más bajo desde 2020. La baja presiona las expectativas de ingresos de los productores locales, quienes dependen directamente del comportamiento del mercado de futuros en Estados Unidos.
El contrato de futuros del Azúcar N.º 11, referencia clave para la región, cerró este jueves en $14.22 por libra, una cifra que no se observaba desde octubre de 2020. Ese año, el precio rondaba el umbral de los $14 tras haber descendido hasta los $10.30 por libra en abril, en plena contracción del comercio global provocada por la expansión del coronavirus.
Aunque el mercado logró una recuperación gradual en los años posteriores —llegando a un pico de $27 por libra en octubre de 2023— el 2025 ha iniciado con una tendencia claramente bajista. En los primeros meses del año, los precios han retomado una trayectoria descendente que ha devuelto la cotización a la franja de los $14, impulsada principalmente por un exceso de oferta global.
De acuerdo con analistas internacionales, las altas producciones en Brasil, India y Tailandia han desequilibrado la relación entre oferta y demanda, saturando el mercado y presionando los precios a la baja. Estos tres países concentran una parte significativa de la producción mundial y han reportado cosechas superiores a las previstas, lo que ha profundizado el ajuste.
Perspectivas para El Salvador
Para los productores salvadoreños, este escenario implica un margen de rentabilidad más estrecho al inicio de la zafra, en un contexto donde los costos de operación continúan elevados. Aunque el sector apuesta por mantener los niveles de producción y eficiencia, las expectativas se moderan ante la volatilidad del mercado internacional.
Con la zafra recién comenzada, el desempeño de los precios en los próximos meses será decisivo para determinar el impacto final en los ingresos del sector. Por ahora, la caída del azúcar a mínimos de cinco años marca el inicio de una temporada en la que prevalece la cautela.


