El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha dado un paso decisivo en su política proteccionista al imponer una serie de aranceles a las importaciones, argumentando la necesidad de equilibrar la balanza comercial del país. Sin embargo, lo que el mandatario ha llamado el «Día de la Liberación» es visto por analistas y gobiernos extranjeros como un obstáculo para el comercio global y un factor de riesgo para la estabilidad económica mundial.

Medidas arancelarias y su impacto inmediato
Las nuevas tarifas incluyen un arancel universal del 10 % para todas las importaciones, un arancel del 20 % para productos provenientes de la Unión Europea (UE) y un arancel específico adicional para cada país basado en el «perjuicio histórico» que, según la administración de Trump, han generado en la economía estadounidense. Estas medidas han entrado en vigor de forma escalonada, comenzando el 5 de abril para el gravamen general y el 9 de abril para los aranceles adicionales.
Las consecuencias inmediatas ya se hacen sentir en la economía global. La UE, China y otros países afectados han manifestado su rechazo y preparado contramedidas que podrían desencadenar una guerra comercial a gran escala. El comercio global, que venía recuperándose de crisis recientes, podría enfrentar un nuevo revés con la escalada de tensiones comerciales.

El comercio en riesgo: sectores y países afectados
Las tarifas impactan principalmente a Europa y Asia, con aranceles que van desde el 20 % para la UE hasta el 54 % para China. Países como Japón, India, Israel y diversas naciones de América Latina también han sido afectadas con incrementos en sus exportaciones a EE.UU. Esto representa un golpe significativo para sectores clave como la automoción, la tecnología y la agricultura, que dependen del comercio exterior.
Mientras tanto, países como Canadá y México, gracias a sus acuerdos de libre comercio con EE.UU., han logrado evitar esta nueva ola de aranceles, aunque continúan sujetos a las tarifas del 25 % impuestas previamente sobre el acero y el aluminio. Por otro lado, sectores como el farmacéutico y el de semiconductores han quedado exentos, beneficiando a industrias de India y Taiwán, respectivamente.
Reacciones y represalias: el mundo responde
La reacción internacional no se ha hecho esperar. Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, ha advertido que Europa «está lista para responder», mientras que el Gobierno francés ha sugerido posibles medidas contra los gigantes digitales estadounidenses. China, por su parte, ha prometido represalias y ha anunciado que tomará acciones para proteger sus intereses.
En América Latina, los gobiernos han reaccionado con cautela, pero Brasil ya ha planteado la posibilidad de imponer aranceles en reciprocidad y llevar el caso ante la Organización Mundial del Comercio (OMC). La incertidumbre crece en la región, donde el impacto en exportaciones clave podría afectar el crecimiento económico.
El riesgo de una recesión global
El trasfondo de estas medidas es el creciente déficit comercial de EE.UU., que alcanzó en 2024 los 918.400 millones de dólares, el segundo más alto de la historia. Sin embargo, la solución proteccionista de Trump podría tener efectos contraproducentes, desacelerando el comercio global y aumentando el costo de bienes importados para los consumidores estadounidenses.
Economistas advierten que estas medidas podrían llevar a una contracción económica. Incluso dentro del Congreso estadounidense, miembros del Partido Demócrata han calificado el día como «el de la recesión», en lugar de una liberación económica.
La incertidumbre está sobre la mesa. Con la escalada de tensiones y la posibilidad de represalias comerciales, la comunidad internacional observa con preocupación el desenlace de esta nueva guerra comercial, que podría marcar un punto de inflexión en el orden económico global.