Con más de 60 años de historia, el popular «Viernes Negro» se ha convertido en uno de los días más comerciales del año, con el lanzamiento de ofertas y descuentos más o menos destacados. Un reclamo con gran poder de seducción, pero que entraña algunos riesgos para la salud financiera. Y como no es oro todo lo que reluce, conviene estar alerta para evitar compras impulsivas y posibles fraudes.
Nació en Estados Unidos en la década de los 60 del siglo pasado, pero hace unos años el mundo lo adoptó, como muchas otras iniciativas norteamericanas: en México triunfa desde 2011; en Argentina, desde 2013; y en El Salvador desde 2014. Una fiesta comercial que ya compite en cifras de ventas con las famosas rebajas, de larga tradición en el mundo.
Este 2022 el día clave será el 25 de noviembre, aunque ahora hay muchas empresas que mantienen sus ofertas una semana o más y algún ‘marketplace’, como Amazon, que las alarga un mes. En este período, la mayoría de las tiendas físicas y, sobre todo, sus versiones online lanzan productos con agresivos descuentos, en muchos casos por encima del 50%, que atraen a miles (o millones) de compradores. consumidores que se dejan llevar por el placer de comprar (muchas veces productos que no se plantean durante el resto del año).
Durante este año 2022, la subida de precios, la alta inflación y de nuevo la falta de componentes pueden ser un impedimento para las ventas, sobre todo y una vez más, para los productos tecnológicos, la categoría estrella en ventas en los años pasados, por delante de la moda, el calzado, la belleza o la ropa deportiva, otros sectores con alta demanda. “
Pese a esto, conviene estar alerta si no queremos gastar más de lo necesario. Lo primero es tomar conciencia de que todas las decisiones que tomamos las personas se ven influidas por la existencia de errores sistemáticos en el cerebro más conocidos como sesgos cognitivos.
Estos errores sistemáticos cobran especial relevancia en eventos comerciales como el ‘Black Friday’, donde como consumidores se está expuesto a técnicas que pueden llegar a influir negativamente en las decisiones (por ejemplo comprar productos que no son tan baratos, o incluso que realmente nunca se van a llegar a utilizar).