Una inyección de $1,000 millones para saldar deudas con proveedores del Estado ha sido bien recibida por los distintos sectores económicos y productivos del país, especialmente por las micro y pequeñas empresas, que han visto en esta medida una vía para reactivar sus operaciones y fortalecer sus finanzas.
Según voceros del sector, esta acción no solo representa el cumplimiento de compromisos adquiridos, sino que dinamiza toda la cadena de valor al liberar pagos pendientes que muchas empresas esperaban con urgencia. Estos fondos permitirán a los empresarios cubrir planillas, reinvertir en sus negocios, contratar personal y saldar compromisos con otros proveedores, generando así un efecto multiplicador en la economía.
“El impacto es significativo porque el dinero va directamente a quienes lo han ganado con su trabajo. Esos recursos se redistribuyen en forma de salarios, contrataciones, inversión y formalización, fortaleciendo el tejido empresarial del país”, destacó Paul Steiner, presidente de Conamype.
Se estima que la mayoría de los proveedores beneficiados pertenecen al segmento de micro y pequeñas empresas, quienes históricamente han enfrentado mayores retos para acceder a financiamiento y liquidez inmediata. Por ello, esta medida representa un respiro financiero que les permite no solo estabilizarse, sino también proyectar crecimiento a mediano plazo.
Además del alivio inmediato, este tipo de acciones contribuyen a un proceso más amplio de transformación empresarial, donde los pequeños negocios están encontrando condiciones más favorables para formalizarse, crecer y ser parte activa del desarrollo económico nacional.
Esta iniciativa se enmarca dentro de un esfuerzo más amplio por integrar a las microempresas en la dinámica productiva del país, impulsando su consolidación como actores clave en la economía salvadoreña.