El comercio electrónico continúa transformando los hábitos de consumo en América Latina, impulsado por la creciente digitalización, el uso masivo de teléfonos inteligentes y el acceso a métodos de pago digitales. Según un informe reciente de la firma eMarketer, se estima que las ventas minoristas en línea en la región alcanzarán los $200 mil millones en 2025, con un crecimiento sostenido del 14 % anual.
El auge del e-commerce ha sido especialmente notorio en países como México, Brasil, Argentina y Colombia, pero también empieza a tener un impacto significativo en economías más pequeñas como la de El Salvador. Plataformas como Mercado Libre, Amazon, Shein y tiendas locales han multiplicado sus ventas, mientras nuevas startups de logística y pagos digitales han emergido para atender la demanda.
“El comercio electrónico ya no es solo una tendencia, es una necesidad. Las empresas que no se adaptan corren el riesgo de quedarse fuera del mercado”, afirmó Karla Gómez, consultora en transformación digital. “Las pequeñas y medianas empresas están encontrando en el e-commerce una oportunidad real de crecimiento y expansión”.
Uno de los principales retos, sin embargo, sigue siendo la infraestructura logística y la bancarización. A pesar de los avances, millones de personas en la región aún carecen de acceso a servicios financieros, lo que limita su participación en el mercado digital.
Por su parte, los gobiernos han comenzado a reconocer la importancia del sector. En El Salvador, por ejemplo, se han lanzado programas de capacitación para emprendedores en comercio digital, y se discuten reformas para facilitar los pagos electrónicos y mejorar la conectividad en zonas rurales.
Con proyecciones de crecimiento sostenido, el comercio electrónico se perfila como una herramienta clave para fortalecer las economías locales, generar empleo y fomentar la innovación en la región.